Un ambiente de fiesta el que se vivió entre miles de celayenses con la presencia de Nuestra Reina Ana Torroja para cerrar la Feria de Celaya el pasado domingo 3 de enero.

En punto de las 9 de la noche, ataviada con una exquisita boa de plumas y una microfalda de lentejuelas chulísima, la exvocalista de Mecano salió con un espontáneo “¡Hola, Celaya!” para luego dar inicio con Cruz de Navajas, que fue coreada al unísono por señoras argüenderas y dragqueens que se encontraban presentes.

Estos dos factores son los que hicieron de este concierto (ya catalogado como uno de los más importantes en la historia de la región por parte del cronista de la ciudad cajetera algo simplemente inolvidable: la espontaneidad de la cantante y la unión del público. Niñas gordas, gays gordos, cholos, señoras, lesbianas rancheras y cronistas de sitios web dejamos de lado las diferencias para, codo a codo, reconocernos como lo que somos: seres humanos que aman.

Corazones, Barco a Venus, Maquillaje (No me mires), seguidas de éxitos como Un año más, Aire y Mujer contra Mujer fueron las canciones que nos regaló la madrileña ¡que cantó con una costilla rota! Es cierto, salió algunas veces del escenario para, presumiblemente, darse un pasón de speed y aguantar. No sabemos si el downtempo general de las melodías se debía a la droga o a su dificultad para respirar, pero lo dio todo por nosotros, su público que la adora como a una diosa venida desde los ochentas.

A manera de encore, Ana, visiblemente abrumada por las muestras de cariño de la comunidad LGBTI que reñía a golpes para demostrar su fanatismo en un ritual tradicional en Celaya, cantó a capella Me colé en una fiesta. Sus músicos la habían dejado morir sola en el escenario, como la estrella fulgurante que es.

Por:

Twitter: @SoyLuisHernande

facebook/SoyLuisHernandez

Soy Luis Hernández Navarro.

Comentario

Comentarios