Fotografía cortesía de Eunice Malo y Cami Zaldívar.

El pasado fin de semana se realizó el Foro de Expresión Cinematográfica Carpe Diem (elcaperuzo.punto.com le hará un reportaje especial al ser que nos diga por qué se llama así; no lo que significa, sino qué tiene que ver eso con el cine).  

  


En fin, estuvo muy bueno todo: hubieron proyecciones en Cinépolis porque ese cine se está quedando ya sin gente en un pueblo en donde dos cadenas no pueden coexistir, fiestas perronas en la cantina El Nopal y el Unikko y, lo principal, una muestra de cortometrajes.

Los largometrajes en Cinépolis, buenos todos, con la presencia de Noé Hernández (lo han visto de matón en la dolorosa repetición del nuevo-nuevo cine mexicano: El Infierno, Miss Bala, La dictadura perfecta…) y decenas de estudiantes de la ex FIMEE, incentivados por, digamos, puntos extra.

En la proyección de Casa de Cultura, lleno hasta las lámparas. No era difícil superar la organización del año pasado, en donde se interrumpían los cortometrajes para dar aplauso a Justino Arriaga cada 7.3 minutos. Los trabajos, cumplidores todos, aunque el jurado se fue por la fácil y la corrección política. Hago mención honorífica al documental El Nopal, que rompió madres como no se veía desde hacía décadas, alcanzando cotas de genialidad y poesía visual sólo comparables a las del maestro Iñarritu.

  
Fotografía cortesía de Cine Deception.

Después de la Mejor Fiesta de Salamanca –en lo que va del año–, sólo nos queda quejarnos en Facebook de la a)contaminación, b)ciclovías, c)inseguridad d)perros callejeros que cogen en la calle, para ver si así pasa el tiempo más rápido hasta que la tercera edición regrese, el año entrante, a bajarnos el Olimpo de la cultura a esta ciudad, que tanta falta nos hace.

Por: Soy Luis Enrique Hernández Navarro.

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