San-Cris

Pueblo mágico ubicado en las zonas altas de Chiapas, su arquitectura colonial, sus calles empedradas, su clima, su aroma, sus colores, todo en suma lo hacen peculiar, y es el contexto de lo que estoy vomitando en estos párrafos; a donde quiero llevarte, no vas a llegar en un ovni, no queremos que todos se espanten, pero voy a llevarte.
Y es qué, ¿sabes?, nos he imaginado todo este tiempo en el que has estado ausente, allí. Nos imagino en esta ciudad de la que tanto te hablo. Nos imagino caminando por sus calles en las que no se respira sino que se suspira, mientras de la nada me tomas de la mano, y lo demás no nos importa, y yo me quedo estupefacta no por la belleza colonial de esa ciudad sino de ese paisaje que todo tú causas, desde esa sonrisa que se te dibuja cuando te doy besos en la nariz mientras estas distraído, hasta tu manera de fumar, nos imagino caminando por el andador de San Cristóbal en el que como tontos nos besamos descaradamente, en ese andador en el que está ese bar que es mi favorito, al que voy a llevarte, lo juro.

Quiero que entremos y todos nos volteen a ver porque estamos de la mano, que huelan ese amor como huelen el café por las mañanas, que lo sientan, que aunque les parezca bizarro e irreal, estoy contigo, que les de ganas de estar tan desatornillados como nosotros. Y te llevaré hasta esa mesa, que está justo debajo de esa pintura de Van Gogh, esa mesa en la que he pasado horas escribiendo poemas, bebiendo cervezas, e imaginando que estás, esa que le dije al mesero que es especial (que ya me conoce por todas esas veces que he llegado y le hablo de ti, diciéndole que algún día te traería, que traería al chico extraño que me tiene loca) y nos sentaremos, estaré tan feliz que ya no habrá espacio para la sonrisa tan grande que se me dibujará en la cara, beberemos vino, y de pronto como loca te diré que tengo que ir al baño, pero me desviaré a decirle al del bar que ponga la canción de fredi Leis, esa que me enviaste una noche de marzo, y escucharas a solas los primeros minutos, estarás cantando entre dientes, y el mesero te llevará una notita con tinta púrpura que diga: ERES EL MÁS GUAPO DEL BAR, ME ENCANTAS, (aunque seas el más feo y todos se burlen de ti, aunque tus ojos den miedo) y sonreirás, y yo te veré a lo lejos como el suicida que contempla un puente, como el pirómano al fuego; y llegaré por detrás, te cubriré los ojos con estas manos torpes y tú me darás un beso, un beso bien dado, ese beso que tanto extrañaba, de esos besos en los que no puedes parar, de esos que no te importa quién nos este viendo, de esos en que sientes que te comen hasta el corazón, aunque tu no tengas; cantáremos juntos y me tomarás la mano, y pasarán las horas, pero estaremos juntos. Saldremos del bar y nos dejaremos llevar por la noche, pero no dormiremos. Y al amanecer estaremos en los periódicos, porque creerán que es imposible que el amor se pueda dar entre un alíen y una chica normal.

Autor: Amairani Prado 

@Heymairy en Twitter

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