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Estoy por cumplir veintitrés

y te pido al apagar las velitas del pastel,

como te pedía a los diecinueve.

Y es que no he sido de pedir verme un año más joven

o guapa.

Yo te pido a ti, pido un amor.

Te pido en las mañanas.

Te pido al beber el café muy caliente a sorbos compulsivos aunque me queme la lengua y te maldiga después.

Te pido a las 6:00 de la tarde cuando ya no tengo mucho que hacer.

Te pido en la ducha,

desnuda,

húmeda.

Te pido en los días nublados en los días soldados,

también te pido a mitad de la lluvia cuando a una tormenta eléctrica le da por pasar.

Te pido en silencio los domingos.

Te pido cuando escucho a *The Joy Formidable*

o cuando en la radio ponen *regueton*.

Te pido a susurros,

a suspiros,

a gemidos,

a gritos, a besos.

Te pido en el eco del viento que despeina mi cabello está tarde.

Te pido en las noches de amigas

cuando bebo la sexta cerveza.

Te pido al día siguiente

vomitada,

acabada.

Te pido en los viernes cuando veo Gossip Girl.

Te pido a los 30 minutos de cualquier película de Woody Allen.

Te pido en la última rebanada de pizza que encuentro en el refrigerador.

Te pido en todos esos conciertos a los tuve que ir sola.

Te pido en estas palabras en las que te hago mío.

Te pido torpe,

ajena,

loca,

deprimida.

Te pido yo, está mujer amarga.

Te pide este poema a medio morir.

Por: Amairani Prado.

Twitter: @Heymairy

 

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