El sábado se armó un tremendo fiestón organizado por Yiyo quien en la localidad ya es conocido precisamente por eso, su amor por la fiesta es único y genuino y los que andamos siempre puntuales en sus eventos lo sabemos de antemano, razón por la que raramente faltamos.

El motivo esta vez fue el cumpleaños de Diana, que, aunque no la conociera amablemente me dejó ser parte de su celebración, así que me uní de infiltrado a este festejo electrónico para reseñarlo aquí en caperuzo y en orden de buscar total certeza en mi reseña decidí usar toda la parafernalia complementaria para disfrutar la experiencia como se debe, no tengo mucho conocimiento en electrónica, según yo aún se pronunciaba la palabra ‘rave’ en inglés (reib) pero al parecer los tiempos han cambiado, me lo hicieron saber gente mucho más comprometida con el género y ahora se le maneja como un verbo articulado en femenino: ‘la rave’, un nuevo mundo lentamente se abría ante mí y era mi misión tratar de adaptarme y entenderlo, y déjenme explicarles que para ser una de las primeras veces estuvo extrañamente conciliador justo ahora que me tomé el tiempo necesario para descubrirlo. Cuando sentí que alcancé el estado ideal me sumergí en las masas danzantes para contagiarme de su misma energía, entre bailes había conversaciones aquí y por allá y eso ayudaba a descansar de mi incesante análisis; sequencers manejaban una forma de progresión muy sutil y pronto aprendí que en una rave es inútil tratar de seccionar la música como sucede con ‘el rock’, por ejemplo, ‘el DJ set’ es una canción tan extensa que se debe ver (y sentir) como un todo matizado, en lugar de tratar de encontrar los ritmos cúspides uno tiene que conducirse junto con el artista hasta ‘explotar’ conjuntamente en ese momento, una compensación que debe llevar tiempo para así sentir su significado en el cuerpo, sin racionalizarlo, dejando que la música vibre como se le diera la gana en uno generando cualquier clase movimiento, como si de una antena se tratará, de allí esa facilidad para perderse en el trance que difícilmente puede entenderse desde fuera.

Todos los DJs que estuvieron ese día formaron parte de la transición para conducirnos a ese lugar ideal, con sequencers pude observar a la gente llegar allí, sumidos finalmente, canalizando la música, entregándose a los matices que van de la evocación del músico a su mano, de allí a la consola, después a la psique del espectador y finalmente a sus extremidades, la energía del ambiente ayudaba a que el siguiente beat se volviera más feroz haciendo un ciclo interminable que cada vez tomaba más fuerza, cuando ya no aguanté apenas iban en el clímax (en alguno de ellos tal vez), el sonido por lo alto y todos comprometidos a transformarse al compás de la música. Mi cuerpo ya no daba para más y me alejé del vórtice, exhausto, pero conforme por qué pude experimentarlo aunque fuera probremente desde sus entrañas, después de allí me dediqué a beber mientras veía a esas personas inagotables fundidas en la oscuridad, dejándose arrastrar al agujero, ausentes de sí; llenas en su lugar de una resolución melódica que buscaba el amanecer y más, la completa renuncia, el momento definitivo en donde ya no se puede más, músicos y audiencia entrelazados en una carrera a la que no pude contemplar el final.

Cuando me subí al carro para regresar a casa escuché que lentamente los beats se tornaban más y más oscuros, una electrónica que abandonaba su fuerza momentáneamente para reinventarse desde un origen oscuro, buscando tal vez un clímax distinto, más visceral, mutando segundo a segundo, ya no me tocó averiguarlo pero estoy seguro que cualquiera que fuera el resultado estaba lejos de finalizar, por mi parte sucedía todo lo contrario ya no tenía fuerzas, eran casi las siete de la mañana.

Agradecemos a Yiyos bar y a Diana por la invitación y por la noche de intensidad que sin duda disfrutamos, ya veremos la próxima semana que eventos locales les traemos aquí, sin falta, aunque dejemos el pellejo allí, o cualquier rastro de integridad en el proceso.

Armando Castillo.

Comentario

Comentarios