Dejando atrás cualquier enfoque amarillista de lo sucedido ayer en el concierto de Ariana Grande, lo que acaba de ocurrir en la ciudad de Manchester es un evento sin precedentes para toda la comunidad musical a nivel mundial, sucedió algo similar en el concierto de eagles of death metal hace un par de años y esto viene a reafirmar lo que veníamos temiendo, pareciera que sólo entre más tragedias se vayan sumando más aumenta nuestro panorama de la situación y por consiguiente crece el temor, la preocupación el pánico. El punto de este escrito no es un que reclamo político, ni asumir una postura determinada, lamentablemente es difícil saber a estas alturas cómo es que se mueven los intereses del mundo, saber con certeza si es que todo esto es un engaño elaborado o no. Yo creo que no importa mucho conocer a detalle las oscuras razones tras estos atentados sino estar conscientes de su alcance, para empezar; el objetivo como es sabido es alimentar la ansiedad, atacar las zonas más vulnerables de la sociedad para mantenernos a raya y se han dado cuenta que en los conciertos pueden atacar un grupo grande de personas de un sólo golpe, que habrá una variante en las etnias o en la ideología de las personas afectadas por qué seamos honestos, la música es un denominador común para casi todos en el mundo, sin distinciones, un deleite que inclusive los más conservadores y herméticos se permiten disfrutar, y por último y la razón más importante es por el alcance que tendrá su masacre debido a que ésta estará vinculada con celebridades de talla mundial. Se vuelve aterrador procesar todo esto por qué nos hace sentir vulnerables, a todos, ¿pero qué hacer en este punto?, antes que nada queremos que sepan que aquí en caperuzo todos somos amantes de la música en todas sus representaciones y lamentamos este suceso independientemente del género que se trate; una cobardía de esta magnitud no tiene perdón y estamos igualmente indignados con la impotencia que produce un acto tan retrograda como éste, y particularizando mi opinión no me queda más que decirles que sucumbir al miedo es precisamente entrar en el juego de estas ‘instituciones’, la segmentación es su verdadero objetivo, lo que tendríamos que hacer es no dar un paso atrás no importa que los ataques no se den en nuestro continente o que no tengamos las armas aparentes para combatir la violencia irracional, la unión entre todos los melómanos no pude pasar desapercibida; renunciar a ella (la música) sería perder una parte de verdad importante de nuestra libertad e identidad, condicionarnos por los medios más absurdos a segmentar nuestra esencia, renunciar a nuestro derecho de pertenencia, adoptar el conformismo en una existencia seguramente más gris. Por mi parte estoy de luto, ninguna de esas personas merecía terminar así por culpa de un capricho ajeno y sin sentido pero aún así no pienso renunciar a éste; un gusto tan trascendental en mí (y por lo que me ha tocado ver y sentir que orgullosamente comparto con innumerables personas) que se ha vuelto una necesidad para imbuirme de fuerzas, una fe indefinible en el futuro, una motivación psicológica para construir mi entereza y para sentirme vivo o en su defecto apreciar más la vida, si esto no es importante entonces ya no sabría distinguir lo que realmente lo es. No permitámonos olvidar lo sucedido ayer, usémoslo para empatizar y perseguir un mismo objetivo, no dejemos que nos quiebren el espíritu; la música es paz y conciliación y pase lo que pase tenemos que recuperar ese significado para nosotros y para las futuras generaciones o pronto ya no habrá nada rescatable en este mundo.
Armando Castillo.