Twin Peaks es considerada una de las series televisivas más icónicas de las producciones americanas noventeras, esto debido a varias características que les expondré en las siguientes líneas; la principal de ellas es que exitosamente mezcló un híbrido que cualquier otro director de esa década ni en sus sueños más locos hubiera podido concebir, el estilo de la ‘soap opera’, o telenovela como es bien conocida por acá, imbuida con elementos paranormales; y al escribir elementos paranormales no quiero que piensen que me refiero a una casa embrujada o algún especie de espectro traslúcido que aterroriza a los protagonistas, no, lo que se nos ofrece intermitentemente entre la trama que aparenta ser cotidiana es algo más complejo, un vistazo a la deformidad de la psique humana que toma forma con apariciones grotescas o bien metafóricas, sé que suena complicado y eso es porque esa es plenamente la intención de la serie, de esto se encarga David Lynch y Mark Frost quienes no sólo dificultan la trama sino que se encargan de hacerlo de forma espectacular, tanto visualmente como en su narrativa. Quien ya haya visto el trabajo previo o posterior de Lynch ya tendrá una idea de lo que trato de explicar y para los que no lo hayan hecho trataré de ubicarlos en ese contexto de forma clara (sin ninguna clase de spoilers claro está). Twin Peaks es un lugar ficticio en Estados Unidos y allí transcurre nuestra historia, en este pueblo boscoso que aparenta paz y tranquilidad sucede un asesinato, una joven de buena familia y con un futuro prometedor es brutalmente asesinada; su nombre es Laura Palmer y a partir de este suceso girará la historia hasta nuestros días, la policía local no puede hacer nada, justo como en la vida real, y acude al FBI para que investigue el caso, más concretamente al agente amante del café y las donas Dale Cooper (interpretado por Kyle MacLachlan), hasta aquí no hay nada fuera de lo común pareciese otra serie de investigación policiaca del montón pero lentamente se va entreviendo su verdadera naturaleza, los motivos del asesinato cada vez se enturbian más junto con los propósitos de los aparentemente apacibles lugareños, Twin Peaks no es un lugar común, por el contrario, aquí se materializan las perores pesadillas de sus habitantes; desde dobles infernales, pasando por visiones que transmiten mensajes perturbadores desde otro plano, hasta llegar a un limbo en las fauces de la tierra que intermitentemente absorbe a nuestros protagonistas para joderlos de la mente con su contendido, lo que hay allí dentro es tan difícil de explicar que voy a preferir dejarlos en suspenso para que ustedes lo averigüen y lo experimenten en carne propia, solo les mencionaré su nombre, ese lugar es conocido como ‘el cuarto rojo’.

En aquel entonces se hicieron dos temporadas que lamentablemente no tuvieron la misma intensidad debido a que Lynch tuvo que salir por algunos episodios, empezando la segunda se vuelve tediosa, no lo voy a negar, en ocasiones el espectador tiene que resistir por que la trama pareciese estancarse, la buena noticia es que Lynch retoma los últimos capítulos y cierra la serie de una manera impresionante, hace uso de todos los elementos perturbadores y explota hasta el límite los dotes de actuación de los protagonistas; al finalizar uno comprende por qué se considera una serie de culto, seguramente se estará confundido, tratando de comprender que demonios es lo qué ha pasado pero se tendrá la seguridad de que fue histórico, un cambio que nadie veía venir y que revolucionaría los programas de TV para siempre. Ya después con toda la calma del mundo el espectador podía sentarse a ver la serie de nuevo, analizar cada detalle para tratar de armar su propia versión de lo ocurrido, así por una veintena de años repletos de hipótesis regadas por doquier, cada una más absurda que la anterior hasta que los fanáticos supimos que la serie se reanudaría, es por eso el revuelo, todos estábamos ansiosos por respuestas… aunque conociendo a Lynch y Frost seguramente no sé nos darán tan fácil.

Hasta ahora van cinco episodios de la nueva temporada, cinco horas de un viaje completamente surreal, y lo dice alguien que ha gastado los mejores años de su vida en buscar los más desquiciantes. La muerte de Laura Palmer junto con sus consecuencias se extiende hasta nuestros días; la historia no cede ni un poco con esa caprichosa forma de desenvolverse y sigue completamente impredecible, el agente Cooper regresa para terminar lo que empezó hace veinticinco años pero ahora bajo la lupa de un David Lynch y un Mark Frost más refinados con los años, el espectáculo se vuelve una exquisitez visual, narrativa, metafórica, incluso musical, se toman todo el tiempo posible para conducir la trama, la experiencia se nos da justo como ellos la conciben; con las pausas, extravagancias e inclusive caprichos necesarios que hacen de esta serie una excepcional a mi gusto, y aunque probablemente no sea del todo objetivo nadie podrá negar que por lo menos se ha vuelto única dentro del género. Tómense el tiempo de internarse en esta historia si están buscando algo que les vuele lo sesos de a poco, no importa en qué punto escojan iniciarse, una vez dentro de Twin Peaks la curiosidad no los dejará dar marcha atrás.

Por Armando Castillo.

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