Hace algunas semanas se estrenó la muestra fotográfica ‘formas actuales’ en la casa de la cultura en Salamanca y aprovechamos que fue producida por una de nuestras fotógrafas (búsquenla como Eunice Malo en Facebook e instagram) para dar el paso hacia la reseña de exposiciones culturales, todos acá somos fervientes amantes de la música pero también cada quien dentro de su rubro se adentra en diferentes ramas del arte, así que no somos completos extraños a las tendencias culturales que suceden a nuestro al rededor, muy al contrario observamos con gusto su proceso evolutivo que se viene dando incluso en ciudades ‘pequeñas’ como ésta en cualquiera de sus bastas expresiones. Hay tanta gente por doquier buscando compartir su visión particular de la existencia de forma cada vez más creativa e impredecible que sería un desperdicio no intentar documentarla en este medio con la difusión que tenemos; poca o mucha, una tarea que abarcará seguramente mucho de nuestro tiempo y energías pero estoy seguro que al finalizar cada búsqueda será igualmente gratificante, así que en caperuzo decidimos dar ese paso.

La exposición que Brenda nos ofrece no sólo se compone con su especifica visión y estilos creativos sino que también busca implementar ideológicamente un movimiento que se está dando por doquier de muy diversas maneras; ella hace uso del retrato para crear un contexto que a primera impresión funciona de forma particular pero una vez que se avanza de entre una fotografía a otra éstas se van tornando en un panorama que se va dotando de complejidad, un mensaje que se ha fraccionado intencionalmente y que espera a ser interpretado; no sólo es un crítica social, es un reclamo al absurdo, a nuestra constante tendencia de habituarnos a cualquiera de sus imposiciones.

Algunos temas a tratar son la alineación que nos produce la tecnología, la ideología obstinada y obsoleta que sigue segmentado a la mujer, la errónea concepción de que sólo nuestros accesorios son los que nos definen en una época en donde lo más buscado es la identidad, lo alucinante de lo femenino enmarcado en cada toma, demostrando que más que un concepto es un estado permanente que muta con cada modelo que posa frente a la cámara; la hermosura cambiando de identidad y de forma. Busquen más de su trabajo en las redes sociales y estén al pendiente de su gira por las ciudades que va recorriendo; escudriñen en su propuesta, descubran si compartimos la interpretación en sus retratos o si es que ven algo más, algo que quizá pase por alto, algo inclusive que la obra se ha adjudicado por sí misma con el tiempo, muy lejos, tal vez, de lo que inicialmente la creadora tenía planeado. Eso es precisamente lo maravilloso sobre cualquier arte con profundidad; esa facilidad que tiene de ser visto de mil maneras diferentes, de impregnarse en cada persona con una evocación distinta, salir del artista e incorporarse en algo más grande, trascender la obra y el creador; convertirse en un sentimiento.

Por Armando Castillo

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