Siempre que pienso en Juan Gabriel me acuerdo de mi mamá, ¿y es que quién no tiene ese gusto de algún cantante o grupo de antaño por escuchar esos cassettes una y otra vez en casa de sus padres?

Alberto Aguilera Valadez es un icono de la música mexicana, al tamaño de que quién no ha bailado el «noa noa», su versatilidad musical lo llevó de las baladas, el pop al mariachi y cantar en japonés, pero se preguntarán por qué estoy escribiendo de JuanGa. Pues hoy cumple un año de su fallecimiento, todavía recuerdo ese mensaje de voz desesperado de mi madre preguntando si era real que su JuanGa se había muerto y es que con la facilidad que se matan artistas en redes sociales más vale asegurarse.

Cuando vivíamos en «Eco 2000» allá en Juárez los fines de semana eran un interminable playlist del repertorio de Juan Gabriel, hubo muchas ocaciones en que yo de manera no amable le decía a mi mamá «basta ya» todo el sábado era escuchar a Juan Gabriel, pero como todo con los papás termina siendo una lección de vida, recuerdo que cuando las amistades foráneas visitaban el recorrido obligado era la casa de la 16 y lo que quedaba del «noa noa». Con el pasar de los años esas interminables horas de escuchar la misma música se volvió parte del subconsciente, como con otros artistas de la iconografía mexicana, de repente me vi hace unos meses poniendo «debo hacerlo», «te sigo amando», «no tengo dinero» y otras más que según yo me tenían harto de escuchar en casa de mi madre, su JuanGa, es gracioso pensar en esos días en que no lo toleraba y ahora ameniza las fiestas con los amigos, como lo dije en un principio Juan Gabriel es parte ese bagaje musical de México, a la altura de José Alfredo Jiménez, Pedro Infante y Agustín Lara, José José así fue el «el divo de Juárez» genio y figura por qué «lo que se ve no se pregunta», aquí en el post adjunto diez de las canciones más emblemáticas para que se pongan un poco nostálgicos.

¡Arriba Juárez! Pero no de mí como dice un tío.

 

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