Pienso que hay pocos álbumes hispanos que tengan la magnitud icónica que posee ‘en dónde jugarán las niñas’, y no es que musicalmente sea un prodigio vanguardista; es más bien que se inmiscuyó en todos los reproductores musicales de aquel entonces (allá por 1998 justo en el mismísimo auge del disco compacto) siempre y cuando hubiera algún adolescente en casa buscando canalizar todas esas frustraciones e inclinaciones voraces por la rebeldía, a este álbum le tocaría el peso de asumir esa responsabilidad en los noventas en un México con ansias de cambio; se acercaba el nuevo milenio y estas canciones contagiaban a las nuevas generaciones con energías contestatarias para salir de la inactividad y hermanar a los diferentes estereotipos sociales para reclamar una realidad más justa, todos; ‘gimme the power’ es eso y mucho más, un himno revolucionario que no ha dejado de cantarse hasta estos días independientemente del régimen que nos esté gobernando en turno, esto aparte de confirmar la condición tan precaria de nuestro país habla también de la longevidad que tiene esta canción y el poder que tiene para representar a cualquiera que se sienta oprimido. Ésta es sólo una faceta del álbum, como todos sabemos su otra cara es altamente transgresora y hasta cierto punto cómica; en aquel entonces nos tomaba por sorpresa escuchar a alguien mentar madres con tanta naturalidad entre riffs atascados de guitarras (sobre todo a los que como yo estábamos fresquecitos en ese asunto tan confuso de la adolescencia) y vaya que lo disfrutábamos, hasta la fecha aún canto con gusto ‘cerdo’ y con más ganas aún si se le adjudica a alguien presente; entonces, este álbum nos mostraba por una parte el panorama corrompido de nuestra nación y a la siguiente canción nos ofrecía la ligereza precisa para soltar una buena carcajada, si se ponen a pensarlo con cuidado no hay muchos artistas que tengan tal versatilidad es por eso que desde que salió ‘en dónde jugarán las niñas’ inmediatamente marcó una nueva etapa en la música mexicana e incluso hispanoamericana, los jóvenes habíamos hallado una voz que nos unía e incluso representaba en aquellas madrugadas que ahora se sienten tan lejanas. Hoy ya son veinte años de que conociera la luz este disco y aunque ya ni siquiera se les llama así, sigue teniendo una repercusión significativa tanto en los chavorucos que como yo ya se saben todas las canciones de principio a fin como en las nuevas generaciones que gustan de rascarle y disfrutar los viejos éxitos de la agridulce era del ‘rock en tu idioma’, de cualquiera forma con la que hayan llegado a experimentarlo no pueden poner en duda que se ha convertido en una de las producciones más significativas de los últimos años, el mensaje ha sobrepasado a la música para volverse un ícono y aunque la banda haya evolucionado para volverse lo que sea que se haya convertido para ustedes esas doce canciones se mantienen intactas para ser recreadas como se nos dé la gana, y mucho mejor si se les escucha con la ferocidad con la que estos capitalinos tocan en vivo. Aún hay boletos en venta así que si están las cercanías nos vemos por allí para descubrir aquellos himnos y de paso dar un recorrido por aquellos días en donde se sentía que el sistema entero temblaba al escucharnos corear una canción. Aquí les dejamos el álbum en spotify para que le den una buena repasada antes de que se revienten estando allá.

Por Armando Castillo.

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