Hace casi un año tuvimos la oportunidad de  reventarnos a Holy Wave en el Nrmal en la que resultó ser una de las mejores presentaciones del festival, aparte del bombardeo de psicodelia que nos puso a volar pudimos ver a uno de sus integrantes aplastar con toda la violencia que ameritaba una piñata del actual presidente de Estados Unidos Donald Trump, acá mi impresión de aquel día:

‘La tarde mezclándose con la noche y la melodía se entretejía con esa sensación de tranquilidad de quién ya por fin se siente parte dé, en este caso ese ritual psicodélico ofrecido tan cuidadosamente por los artistas, en este momento se suelta el cuerpo y la mente y se llega a una plenitud casi palpable con ayuda de todos esos compañeros que ya se encuentran meneando el cuerpo al ritmo de la música; como árboles con el viento, descubriéndolo también o tal vez poseyéndolo ya; una ola que nos arrastra de a poco con su psicodelia al centro, la metáfora se transforma en el clímax de cualquier canción cuyos rasgueos sean excesivos abriendo el camino hasta la euforia, pura, en el centro uno siente absoluta esa melancolía con la que nos empapa holywave y de repente, imperceptiblemente, uno ya está saltando dentro de esa transición arremolinante; del ritmo hacía el júbilo, el grito, la danza, el desahogo… A holy wave los recuerdo como una marea que me conducía a esos dos rincones, con suavidad o violencia, el tiempo que duraron tocando me reconocí en esa dualidad; la tarde y la noche, la empatía y el desapego, la armonía y el quiebre.’

No pueden faltar a esta segunda edición del festival visceral, este tipo de oportunidades casi no se dan en nuestro estado; así que ahora que se están presentando bandas con proyección internacional tan cerquita de ustedes no pueden dejar de ser parte. El toquín empieza a las nueve y les recomendamos que lleguen temprano ya que aparte de estar disfrutando excelentes proyectos nacionales como ‘Deseo de Muerte‘, ‘Modernvice‘, ‘Undercity men‘ y varias bandas más, se les estará regalando una cerveza a las primeras cien personas en llegar, no se podría pedir más; cheve fría y un buen pasón musical.

Por Armando Castillo

 

 

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