-PROLOGO-
En esta faceta de escritor, a veces uno se queda atorado, pero como alguien muy querido me dijo “el escribir es un proceso ” (-BRUX-), decidí abrirles un pasaje de mi vida como juez de barandilla, en la ciudad de Salamanca, Gto. Aquí pululan seres e historias, extrañas, que solo unos pocos vivimos en ese ambiente de torretas azules y rojas, uniformes, pistolas y esposas. De encerrar en celdas a los delincuentes, escuchar sus platicas y su léxico, del cual aprendes una o varias cosas. A veces dormir dentro de ellas bajo el brillo acogedor de las cámaras de vigilancia en infrarrojo. Cuando se apagaba la luz llegaba ese olor nauseabundo a coladera, patas apestosas . Aparecen cucarachas, moscos y la peste de los que no se bañaban de mota o de alcohol. Raramente, ese era mi ambiente, en el desmadre. FUI/SOY/SERE caos y nada más…
Cuando llegaba al turno –no importaba si era de día, tarde, o la guardia de noche–. Ellos sentían la tormenta que estaba por venir, y así me gustaba. Entre voces preguntaban quien era el licenciado en turno y si ya habia llegado. Yo era el huracán y hay calma en mi ojo… me gustaba hacerlos volar a todos.
1.- EL LEOBAS
Llegué en 2011 a los separos de barandilla, con la ilusión o la esperanza de hacer justicia y lo correcto en ese lugar. Fuí recibido por mi compañero a quien llamaremos cariñosamente «MI NIÑO» (era una muletilla de Rosendo, quien ya había sido agente del MP). Me explicó aquel 5 de febrero como se hacia el trabajo paso a paso, me presento al custodio (SANTOS) y al paramedico (GENARO) quienes ayudaban ahí a las labores, como un equipo. Y la “encantadora” trabajadora social (notese el agrado por lo chismosa que era, bueno yo siempre la traté bien). Ese día me quedé 24 horas, 3 turnos en total.. A las 3 pm entró Miguelón, otro viejo lobo de mar con un caracter fuerte pero amable. Fue entonces cuando llegó la primera detención de la tarde, el famoso Leobas, quizá ustedes lo conocen por haber vagado y estado en las cercanías del cochino mercado del centro, con un perfume delicioso como si fuera hierbas aromáticas variadas, en este caso, solvente, caguama y mota. El olor era tan delicioso que inundó toda la oficina durante 30 minutos, hasta que Genaro se decidió a vestirse de superhéroe –una bata, lentes, cubrebocas, guantes– agarrando sus armas: una cubeta, esponja y detergente. ¡Y mocos!, le tocó baño al Leobas a media celda, reclamando que calentarán el agua, que estaba muy fria y a los ojos de todos los demás reclusos. Al final se acabó la ducha y 20 minutos después se quedó dormido. Y he ahi la primera detención que me toco ver (la primera de muchas de este wey).
2.- EL SUPER SAYAYIN (DRAGON BOL: LAS PELOTAS DEL DRAGON O LAS ESFERAS DEL CABRÓN)
Llegué un sábado al turno de 15:00 a 23:00, el turno transcurría normal con Genaro y con Edgar (custodio). En ese momento había caído un individuo salido de alguna colonia como la San Roque o la San Juan, su nombre: José Elpidio Lino López (actualmente condenado a 13-15 años por intento de violación de una menor de edad). Desde ese día se me grabó el nombre bien, él ya era cliente frecuente de barandilla por faltas menores pero ese día estaban zurrados de la risa paramédico y custodio y noté porqué; El pelo lo tenía super raro este wey, siendo negro su color original, nos dimos cuenta que se pinto el pelo con pintura de aceite y los pelos los traía tiesos, tanto que los traía parados. Estaba al punto de alcanzar la fase 3 del súper sayayin. Y bueno, ni sus poderes ni su ki supremo lo salvaron de meterlo a la «borracha» (la celda general de los revoltosos que a cada rato parecía una pachanga eterna entre graffitis hechos a mano y los barrotes fríos). KAMEHAMEHAAA-GENKIDAMAAAA!!!
Por Exmorthem.