¡He aquí de nuevo Exmortem! (o Pichón para los que me conocen de mucho tiempo).

Ahí les va la segunda parte, recargada, a ver que sale. Igual es la misma temática, ya se la saben: mi vida como juez de separos de policía y todo el desmadre que incluía estar aguantando policias, ministeriales, federales, e incluso el ejercito y a los detenidos de siempre. Ahí les va… sin salivita.

5.- OFICIAL… ‘¿KHEEEE?’.
Les contaré sobre la trabajadora social, omito el nombre por mi seguridad porque luego le llega el chisme, no sean culos. Esta mona cuando llegué era todo un personaje; era de esas monas que ya eran parte del inventario de la oficina, o sea, años trabajando en el puesto. Se encargaba de localizar a los padres de los ‘angelitos’ menores de 18 años que caían en mis garras tenebrosas y en las de mis compañeros, porque nosotros eramos los culeros y ella el pan de Dios que todos agradecían que estuviera ahí, ellos nunca hacían nada, siempre se portaban bien. Pero la verdad es que era una doble cara que con el tiempo aprendí a mantener a raya haciéndome el loco.

‘HIJADESUPUTAPERRAPINCHEPUTAPUTAMENDIGARASTRERACONGALERAMADREQUELAZURROPORQUENOLAPARIO’.

A veces nos dejaba ciegos porque iba a la casa de los menores a lavarles el cerebro a los papás y decirles que sus hijos serían procesados a una sentencia medieval en el frescobote a menos que se -encomendaran a una monja- ya que la misma, les quitaría los pecados del mundo, o los antecedentes penales. ¡NO MAMES! ¡SON PUTAS FALTAS MENORES! Cuando decía con su voz de gorda de calzón de viejita zurrado:

-Ahorita vengo lic. Voy a checar el domicilio de un menor-, levanto el culo sudado porque la cabrona no se paraba en casi todo el dia de su silla.

-Claro que sí, T.S. (cuando en realidad le queria decir): HIJA DE TU PERRA MADRE, YA VAS A LA PISCACHA. ESOS SON DOSCIENTOS VAROS QUE ME SIRVEN- respondí un día con una sonrisa.

Pero un tiempo tuve de custodio a ‘Cachorro’, su esposo. Así que no podía mentarle su madre por ese detalle y tenía que llevarla bien porque eran ‘oídos extra’, hiciera finanzas o no.

Una mañana cualquiera de rutina, de esas que te levantas con el boiler prendido pero tu pareja no se mete a bañar, y que mas bien parecía uno de esos pedos calientitos que les avientas de un cobijazo tuvieron su problema conyugal afuera de la oficina. ¿Razón? Su hija, una dulce niña quinceañera que un año después que la vi me dije: -¡LEGALICEN A LAS DE DIECISEIS!-  un wey que podría pasar por mara salvatrucha por sus tres tatuajes en la cara y su brazo lleno de rayas le hizo un ‘chipotillo’.

-¡Ya me tienen hasta la madre las dos pendejas!- exclamó el oficial Cachorro a sus cincuenta años.
-¡Pero yo no tengo la culpa! Tu tambien que no la vigilas y eres policia Arturo…
-¡Ya te dije que al rato que llegue te voy a meter tus putazos, orale pinche pendejaaaa!
-¡OFICIAAAAAL!- exclama cuando este wey la baja de una patada del coche, acá de esas bien chidas de ministerial o secuestrador afuera de la comisaría.
-¿Oficial qué, oficial qué, pendeja? ¿Oficial qué? ¡Y al rato entro de turno!

Lo que agradecí ese día es que el oficial Inés (El Gallina, uno de los custodios mas fieros de Policía), regresó de vacaciones, así no me aventaria otro episodio de ‘BRUJER’, conducido por Silvia Pinal en la oficina con su esposo. Y ese día le echamos el balde de agua fría: ella tenía años en el privado y la sacamos con el pretexto de que teníamos la caja fuerte en zona no segura y para afuera con todo y cosas de nuestro privado. Y desde ahí se salió solita a la fregada, y fue cuando llego la guapa Denisse, pero esa es otra historia…

Como no mandé esa historia a Televisa… estuviera botaneado frente al Canal de las Estrellas reviviendo el momento con unas palomitas y alitas y unas chelas. No era tan mala del todo, pero si algo metiche y chismosa. De vez en cuando me saluda, tal vez medio hipócrita recordando los malos momentos pero eso nunca lo sabremos.
Y bueno, ojalá le vaya bien ahora en Protección Civil ayudando a quien se lo requiera… por una modica suma.

Por Exmortem.

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