Después de sobrevivir a medias el día de las flores y soportar las inclemencias de la vejez mezclada con una resaca que atacaba desde varios ángulos llegó la hora del descrude en el Antik; tarde/noche y rápido por qué un corto circuito había arruinado la consola de lugar así que como excelentes organizadores que somos dejamos a un lado los lloriqueos para ponernos a conseguir el equipo, al final no pudimos evitar los inconvenientes pero ya a estas alturas escribiendo después de varios días creo que fue un excelente contraste para apreciar el verdadero potencial de cada banda, tanto musicalmente como destructivo, de todas formas en lo personal puedo asegurar que fue una tocada que difícilmente olvidaré junto a los que estuvieron allí muy a pesar de las deficiencias del equipo, les platico.
VHS Club:
Una banda de Irapuato que apuesta por un sonido ecléctico cuya base podría considerarse como el rock pop pero con sus obvios desarrollos de género cuando se le escucha en vivo; a ellos ya los habíamos escuchado en nuestra ‘caperuposada’ hace seis meses y la noche del viernes noté a una banda muy distinta a la de aquel entonces, será tal vez que pude poner más atención con detalle a esa constante transición que los lleva de un sonido más o menos tradicional a uno que se deja imponer por la melodía de su flauta para armarse de más elementos de ‘noise’, más que un acompañamiento funciona como una base para que por momentos un rock potente e inclusive progresivo parta y rápidamente tome posesión de los cinco integrantes de los VHS club (junto con todo aquel que los que esté escuchando) para arrastrarnos a un exquisito degenere musical que sabe compartir esa transición entre la melodía más reconfortante al rasgueo más imperioso con un equilibrio que se vuelve adictivo. Sin duda una banda que nos da gusto ver evolucionar y que sabemos que tiene elementos únicos para volverse una tendencia musical, ¿no lo creen? Escúchenlos acá.
Spray Canela:
Y bien aquí es en donde la historia se empieza a tornar un poco triste, para ustedes seguramente no pero nosotros que organizábamos la tocada por momentos veíamos como a raíz de la falta de equipo el que habíamos improvisado empezaba progresivamente a decaer; la consola, los amplificadores y demás aparatos que no sé nombrar se apagaban justo al alcanzar algún clímax de estos chicos de Morelos que intentaban rescatar la ausencia de sonido con un excelente espectáculo visual; a Spray Canela yo los escuché en estudio antes de verlos y estando allí estaba sorprendido de esa capacidad para llevar esas canciones aparentemente melódicas al maldito límite muy independientemente de las deficiencias del equipo, por momentos me sentía dentro del vórtice de una tocada punk en donde los integrantes sin pena alguna se revolcaban junto con sus instrumentos en el suelo y causaban la mayor destrucción posible a su paso para darle un matiz más convincente a sus creaciones, el punto preciso de esta noche fue cuando su guitarrista no soportó un segundo más y destrozó su guitarra con tres golpes certeros en el suelo y en ese momento todos nos convencimos de la tremenda frustración que sentían estos músicos y también nos dieron ganas de rematar con todo lo que nos rodeaba En un momento de furia (menos mal que ese sentimiento no se alargó demasiado) inmediatamente como si esto fuera algo habitual se hicieron de otra guitarra y el show continuó sin perder intensidad, fue un deleite ser parte, aunque seguramente lo hubiera disfrutado mucho más si no hubiera sido parte de la organización. Podría decir que fue una pena no escucharlos en toda su capacidad pero la verdad es que para mí fue suficiente, su música en cualquiera de sus dos facetas me resultó emotiva, esos rasgueos rápidos y melódicos junto con toda la parafernalia musical contangian una melancolía no necesariamente oscura e incomprensible, podría decir en cambio que sus canciones se sienten más como evocar un recuerdo con el que disfrutamos lastimarnos.
Somewhere:
Para estas alturas lo que restaba del equipo se encontraba totalmente saturado y lo demás inservible, aún sabiendo esto los chicos de ‘somewhere’ prepararon sus instrumentos y se dispusieron a tocar con lo que había, cómo podían; lamentablemente para los que escuchábamos y para la banda ya no había marcha atrás y no hubo forma de componer el sonido, eso y que bueno, se tuvo que bajar bastante el volumen para que la música encajara de acuerdo con los estándares del bar, sólo tres canciones y la noche se canceló de manera abrupta lo cual fue una verdadera lástima ya que no sólo queríamos escuchar a las bandas, queríamos que esta tocada se volviera significativa para quienes estuvieran allí, incluidos los músicos, aún así aunque fuera fugaz pudimos apreciar una porción de ese shoegaze estridente que retumbaba con rasgueos insistentes al más puro estilo de my bloody valentine, tal vez fue ésta una de las razones de la saturación del sonido en el bar; en este género es frecuente llenar cada espacio de la melodía para facilitar el descenso, una transición que se aleja de la lentitud habitual para avivar ese sentimiento abordándolo desde otra dirección, la estridencia inclemente, el estilo de estos chicos del DF opta por salir del convencionalismo para conducirnos de igual manera por esos rumbos hermosamente desoladores que no permiten a esa sensación relajarse sin pedirle nada a ninguna banda del género con renombre, cuyo objetivo es básicamente cumplir con el mismo propósito. Ese día no los pudimos escuchar cómo es debido pero por suerte ustedes sí, acá les dejamos una canción para que los conozcan.
A pesar de los inconvenientes hemos pasado una noche fantástica y ojalá y que estas bandas regresen bajo diferentes circunstancias para poderlas escuchar en todo su esplendor y de paso tú que lees esto aproveches para descubrirlas también. Nos vemos pronto melómanos en la próxima tocada y pues ya saben ¡salú!
Fotografía y texto por Armando Castillo.
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