Hay veces…

Sí. Hay veces en las que las cosas y en especial la gente no andan bien, desde hace meses tengo la sensación de querer acabar con mi vida, para ya no sufrir los embates dolorosos de la existencia.

Que los locos sigan debatiendo y que sigan con su falsa alegría y sensación de vivir la vida al 100%. Yo tomaré la salida más sensata, todo lo que vivo ahora son sólo tiempos extra. Personalmente, y habiendo visto creo una imagen o un documental sobre el rock y Kurt Cobain hace poco, mencionaron algo o mencionó algo sobre morir a los 27 años, plasmando la idea universal de que es la edad idónea para morir. De verdad. Piénsalo. Si, tú, joven o viejo, rico o pobre, tú que estas leyendo estas líneas llenas de desvaríos. Se sufre por todo y a veces por nada en especial, pero nadie quiere comprenderte, todos te quieren salvar con frases como «tienes mucho por delante», «no te rindas», «Dios es muy grande», «hay muchas personas que quieren conocerte aún», «debes de formar una familia», y unos largos etcétera, etcétera, cuando ni siquiera saben las horrendas batallas que el alma sufre a raíz de la gente que crees que te salva, y a veces decimos mentiras de que todo está bien o decimos verdades a medias para no ofender a nuestro prójimo. Y es que te quieren salvar con dogmas (más religiosos que veraces, la religión NUNCA ha sido lo mío) pero no todos nos dejamos vender cualquier porquería en este intenso viaje de sentimientos encontrados. En mi caso hoy tengo 33 años de edad y hace 6 años empezó mi viaje holístico/de busqueda/de destrucción/en automático (como quieran nombrarlo); en esos ayeres la idea de irme de la manera mas incongruente antes de cumplir 28 sonaba bastante clara y concisa, son de esos pocos momentos de claridad oportuna en que de verdad usas tu cerebro y tu conciencia al 200%. Sin dudas, sin miramientos, sin dogmas (aunque ya no tenga 27, sigue siendo atractivo el producto).

¿De qué sirve que vivas al 110% de lunes a domingo si en cualquier segundo te puedes llegar a morir? Todo lo que hacen es participar en una ridícula carrera contrarreloj al tratar de ganarle a la muerte; al estar comiendo sano, salir a correr chingo de kilometros para poder publicar en redes sociales que tan cabrones son corriendo demasiado, al ir a las pesas o crossfit (modas de hoy), al dejar drogas y alcohol a un lado para «vivir la vida plenamente feliz» (cuando por dentro estan los ex-adictos pidiendo a gritos una lata de cerveza, cigarros, unas cinco piedras y dos grapas de coca para fumarlas y consumirlas como su Dios le enseña a hacerlo y a su vez se lo prohibe hacerlo. Por mí que se tomen tres litros de solvente, para ellos es como tomar agua o cocacola). En mi caso, la mayor emoción que puedo pedir es la muerte. Sin más preambulos (como una obra de teatro en su tercera llamada), que comience el espectáculo. Mi muerte sera el espectáculo mas dantesco que puedan ver en sus vidas. Solo esperen un poco más, unos segundos solamente para ver la escena completa y despues regresar a sus felices vidas donde nacen, crecen se reproducen y mueren con intervalos entre etapas como de cuento de Walt Disney diciéndote «y vivieron felices para siempre», mientras me ven arder en llamas por el simple hecho de existir y cuestionar su mundo y sus banalidades las cuales me han dejado mas penuria que alegrías.

La elección de vivir de verdad o morir con certeza es el verdadero reto en nosotros.

Ya tomé mi decisión… ¿y tú qué pedo?

Cerraré mi escrito con una frase de magnánima presencia ante el universo de la caricatura ‘Duckman’:

«¿Creen qué estoy loco? Pues la única enfermedad que tengo es la vida moderna, un eterno sufrimiento de insuficiencia y miseria que es un largo desfile de decepción, desaire, engaños, exclusiones, frivolidad, traición, bobería, badulaques y cazadores, todos haciendo un día divertido como encerrar un auto ardiente con la lengua…»

Por Exmortem

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