Sin duda alguna, estamos ante una de las generaciones más provechosas: la basta información que tenemos al alcance de la mano nos permite constatar y fundamentar la historia musical, en contraparte la pereza de acudir a la profundización de esta información genera un sin fin de confusiones. Actualmente hay una cantidad de jóvenes músicos imberbes, queriendo encontrar la aguja en el pajar de la música, muchos no logrando su objetivo, otros lo han conseguido y junto con esto también han logrado el resurgir de géneros musicales que se habían perdido o extinguido con el tiempo, como fue el Shoegaze, Post-Rock y Garage (o como lo conozcan); hoy reviven en mutaciones (consciente o inconscientemente) que han dejado buen gusto dentro de la escena musical. Hay que recordar que hace más de 10 años el Shoegaze era un género totalmente muerto, hasta que en 2007, Niege (con Alcest) se le ocurrió fusionar la melancolía y profundidad del Shoegaze, con los tenebroso y oscuros ritmos del Black Metal, condimentandolo con los escenarios y mundos que puede crear el Post-Rock, el resultado fue un nuevo género musical.
Para 2010 Deafheaven adoptó como principal influencia a Alcest y su género musical, el recién bautizado Blackgaze, pero no fue hasta el 2013 con su segunda larga duración “Sunbather” que tomaron notoriedad, catapultando a la agrupación como referentes del género, sustentando ese mote dos años después con “New Bermuda”. Ambos materiales muestran una gran cohesión de los géneros impuestos y una enorme calidad musical. Voy a ser un poco burdo, hasta cierto punto básico, he llegado a comparar estas bandas (Alcest y Deafheaven) a mi particular forma de escuchar y percibir la música, estamos ante dos conceptos que podrían redefinir el bajo mundo musical (uno más que el otro). El concepto puntual de Alcest es crear mundos fuera de esta realidad, un cuento de hadas donde tienes el control de explorar los grandes bosquejos y paisajes propuestos por Neige, experimentando esos altibajos emocionales que se pueden sufrir en la vida. Mientras tanto, para Kerry McCoy y compañía les resulta más reconfortante reflejar las crisis existenciales más profundas del ser y entre mezclarlas con la dura realidad asociativa de la humanidad. En cuanto a sonido o propuesta musical, la diferencia recae en las grandes texturas y claroscuros tintes que intercala Alcest, por su parte Deafheaven utiliza un mecanismo un poco rudimentario donde cortan de tajo cualquier esperanza, sin matices donde todo pasa de ser oscuro a totalmente oscuro. Pero la gran y notable desigualdad entre ellos está en el camino que decidieron seguir en la vereda de comercialización; el posicionamiento y ascenso de Alcest no hizo que claudicara en su intento de seguir siendo fiel a su interés meramente artístico, seguir expresando su sentir y pasión por medio de su música, en contraparte, los californianos presumen con énfasis sus notorios avances en la escena mainstream dentro de festivales de alta alcurnia, donde pocos son los afortunados de pisar sus escenarios, ojo, mucho ojo, con esto no quiero decir que Deaf haya dejado de apasionarse y se haya conformado con la popularidad, o mejor dicho, se hayan subido a un tabique y haya perdido el piso.
Con “New Bermuda”, una vereda muy alta a escalar dejaba para Clake, McCoy, Mehra y Johnson, el reto era aún mayor, ya que la consolidación era más que evidente; el alto tecnicismo, virtuosidad y calidad mostraban potentes melodías, que eran capaces de quedarse un buen rato en tu mente. “Ordinary Corrupt Human Love” confirma, ante todo, impone, que su calidad y poderío puede tener una fidelidad auditiva envidiable, variando y jugando con las frecuencias y decibeles, con limpieza y profundidad de los instrumentos que son capaz de percibirse a través de sus intervenciones. La primera gran diferencia está en la capacidad de mostrar tientes tenues en sus transiciones, sin necesidad de un repentino, o abrupto, bajón musical siendo constantes en sus interpretaciones, aparte dejan muy, pero muy, en claro sus influencias musicales en cada pieza, como es el caso de “Near” una melodía excelsa que recuerda, hasta cierto punto, hace un tributo a los grandes éxitos de Slowdive en una fusión del sonido en “Just for a Day” (1991) y “Souvlaki” (1993). Debo decir que el cierre del disco, empezando por “Near” es un broche de oro, todo lo antes dicho se implementa y se puede puede apreciar con claridad. Antes de esto, el inicio del disco me conflictua y no me agrada del todo, en su concepción, me pareció más un disco de la banda emo por excelencia: Alesana, pero obviamente con mejor ejecución musical; en ese comienzo se encuentran los primeros sencillos promocionales de este material (Honeycomb y Canary Yellow), y donde se mejor se plasma la idea Alesaniana, un Screamo muy extraño y poco atractivo auditivo, mucha monotonía y con piano un poco tradicional del pop, por suerte recuperan el trabajo y logran adentrar al escucha con los buenos contrastes que ofrece el género.
La experimentación sólo tiene cabida para los grandes genios musicales, lo malo es que hay muy pocos, me alegra encontrarme con intrépidos e intentan hacerlo, el problema claudica en la falta de claridad y autocrítica que a veces muestran estos artistas, aplaudo a Deafheaven, por aventurarse y dar un paso adelante, atreverse a darle un nuevo entorno a este redefinido género, en tanto su producción musical dejó a desear en comparación con “New Bermuda” en él se tiene la percepción de ser dos discos separados en uno, pero conservando algunas bases que aún no han olvidado.
Por @Ivano318