La reina del soul, Aretha Franklin, murió este jueves en Detroit a los 76 años. Hija de un conocido reverendo, sus inicios en la música se dieron cuando comenzó a cantar en el coro de la iglesia de su padre y sacudió el panorama musical de los 60 al introducir los recursos del góspel en la música secular, con éxitos hoy legendarios como Respect o (You make me feel) A natural woman.

Aretha tuvo una vida precoz y bastante agitada, con su primera maternidad cuando era apenas una niña, un matrimonio violento y un considerable historial de desavenencias y desdichas. En 2010 se le detectó cáncer de páncreas y su salud había empeorado hace unos meses. El representante de la artista confirmó el fallecimiento, según la agencia AP, a causa del cáncer de páncreas. Junto a ella también se va la última gran superviviente de la era dorada de la música negra estadounidense.

El medio musical inmediatamente en reafirmó y demostró su admiración y respeto por el legado que dejó la artista. Incluso Paul McCartney fue uno de los primeros en compartir su agradecimiento a la cantante a través de Twitter: Tomemos un momento para dar gracias por la hermosa vida de Aretha Franklin, la Reina de nuestras almas (souls, en inglés), que nos inspiró a todos por muchos, muchos años. Se la extrañará, pero el recuerdo de su grandeza como músico y un buen ser humano vivirá con nosotros para siempre. Con cariño, Paul”.

En 2015, Franklin participó en un homenaje a la artista Carole King, donde cantó (You Make Me Feel Like) A natural woman. Su interpretación hizo llorar al entonces presidente Barack Obama, quien participaba del evento. King, se despidió este jueves compartiendo un vídeo de esta canción: «¡Qué vida. Qué legado! Mucho amor, respeto y gratitud», expresó la artista en Twitter. El mismo mensaje que publicó Liam Gallagher.

Franklin nació en 1942 en Memphis (Tennessee), pero creció en el mismo lugar en donde hoy ha muerto, Detroit (Michigan). Su familia fue una de las muchas afroamericanas que en los 40 emigraron del sur al norte al calor del boom industrial. El esplendor del jazz y otros ritmos en ciudades como Chicago o la citada Detroit se entienden a partir de ese fenómeno económico y demográfico; el declive del mismo, también. Una incipiente clase media afroamericana que se había formado en el cinturón industrial entró en barrena. Pero cuando el motor se gripó, Aretha ya se había convertido en una artista reconocida. Su padre, además, era Clarence LeVaughn Franklin, un pastor muy conocido e influyente, amigo de Martin Luther King, cuya voz resultaba tan musical que sus sermones acabaron editados en discos.

Épica ganadora de 18 premios Grammy y con 10 millones de discos vendidos, llevaba desde los años 80 sin viajar fuera de Estados Unidos debido a su también legendaria fobia a volar. Esta limitación, aunque le privó de veladas de gloria en vivo, no limitó el alcance internacional de su carrera ni su consagración como reina del soul. Se le atribuyen celos de diva contra otras artistas que en algún momento la superasen en ventas -como Barbra Streisand o Whitney Houston- y, de hecho, fue público y morrocotudo su enfado cuando en la entrega de los premios Grammy de 2008, a Beyoncé no se le ocurrió otra cosa que presentar a Tina Turner como “la Reina”. Franklin se ofendió y lo consideró un golpe bajo de los guionistas para generar polémica.

Franklin anunció su retirada a principios de 2017 con la idea de limitar su agenda a actuaciones escasas y muy escogidas, aunque muchas de estas tuvieron igualmente que cancelarse por recomendación médica este año. Así, no pudo actuar el pasado marzo en Newark, como estaba previsto, ni tampoco el pasado abril en el festival de jazz de Nueva Orleans. Su última actuación tuvo lugar el pasado noviembre, en Nueva York, con motivo del 25 aniversario de la fundación contra el Sida de Elton John. Su influencia musical, sin embargo, pervive para la opinión de los expertos en artistas de generaciones posteriores, como Mariah Carey o Beyoncé.

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