Si al final estaremos frente a la muerte, ¿qué importa la vida plena y feliz, si nos volveremos la esencia de la muerte misma? Nosotros al final, somos la temida Parca.

Sólo somos un pequeño destello en el universo, el último estertor de un grano de arena estelar vagando por el cosmos de eones de estrellas y me pregunto yo:

«¿Acaso tengo qué llorar porque me va a tragar el hoyo negro del olvido? Entonces que la oscuridad venga a mí y que la muerte purifique el purgatorio para mi llegada, pues aquí, es donde encuentro mi morada.
En la nada, en la negación de luz y oscuridad… en el vacío. Yo soy el pinche rey de la colina en este vacío cósmico.

Es eso y nada mas…».

Y como vagabundo en calle, me sentiré en casa una vez más, del lugar de donde nunca debí haber sido desenjaulado. Las fieras enjauladas con el tiempo demuestran que, aunque el cuerpo se muere a cada segundo, el espíritu permanece ardiendo mas allá de los eones. Eones incomprensibles todavia para los seres humanos, pues así de incomprensibles es el alma de las bestias cuando los arrebatan de su habitat.

No se puede domar jamas a lo irracional. Pues así de irracional me volví cuando me sacaron de la nada, para querer volverme un patético concepto de «algo» o «alguien». Soy vacío y soy lo mas irracionalmente neutro.

Ni bien ni mal, ni luz ni ocaso, sólo «eso», vagando y esperando ser enjaulado de nuevo, para solo observarlos y sólo eso hare, esperando que todos seamos uno ¿o dos? con el vacío y con la misma esencia de la muerte.

Es eso y nada más…
Es eso y nada más y como debe de ser.
Y como debe de ser si la nada es la gran interrogación a hacia donde vamos…

Es eso y nada mas…

Por Exmortem

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