Entre sombras de blanco y negro, voy recorriendo mi camino hacia ti con un poco de incertidumbre, aún así sigo siendo el mismo perdedor de siempre, aquel que no quiere adaptarse a nadie y en otras ocasiones ni a si mismo por aquello de los corajes y decepciones por mi adicción al amor.
Bajo la luz de la luna te escribo los versos mas pervertidos y salvajes, los cuales haría realidad en tu piel al besar cada centímetro de tu espalda y morder tu cuello como si fuera una fruta cualquiera pero no para todos, pues sentir tu sudor es como un néctar que resbala a tus labios y es ahí donde debo de saborearlo, justo en tu maldita y adictiva boca… y quiero más y más y mas de tus labios y más y más y aún más hasta que nada tenga sentido. Y es bajo esta luz que quisiera mostrarte esa parte de mi mundo del cual escribo con mi cigarrito en la mano y una chela fría después de trabajar en domingo en la tarde, esperando saber porque te escribo estos versos.
Se hace lo que se puede con lo que se tiene.
Y esas miradas que cruzamos, dicen mucho y nada a la vez, de esas veces que alguien llama tu atención y quieres asomarte a ver su precioso universo a través de sus ojos que te ven con miedo, a veces con indiferencia, a veces con dulzura y otras tantas con fiereza y pasión; si digo que miro con deseo sería alimentar el ego con vino y quesos finos. Te arrancaría los ojos con una mirada, cualquier mirada y tú nunca sabrás porque o cuando fue que debieron de encontrarse nuestras pupilas. Esos momentos fugaces nunca se adivinan.
Tal vez debamos de conocernos o tal vez no nos guste lo que veamos y jamás nos volveremos a asomar a vernos a los ojos del otro de nuevo. Lo que sea que nos depare, que sea una radiante chispa fugaz que solo tú y yo veamos bajo la luz de la luna, entre estrellas como si fueran testigos silenciosos del pecado de un simple beso, no puedo decir si será inocente o no pero eso nadie mas que el cosmos lo sabrá… ¿?
Que pocos sepan que nos podemos quemar de manera deliciosa el alma una sola vez en los labios del otro… y nunca más.
Por Exmortem