Antes de empezar esta reseña me fue imposible predecir que muchos de los factores distintivos de esta banda son concienzudamente premeditados por sus autores, hasta que me puse a hacer mi trabajo de investigación como debe de ser, y no es que sea esto algo malo pero esa naturalidad con la que fluyen las canciones que están apunto de escuchar contagian casi inmediatamente una sensación de confort tropical que de inmediatamente atribuí provenir de alguna costa brasileña, sin supuesta duda, no pasaba siquiera por mi cabeza que el conjunto de estas notas surgieran de cualquier otro lugar distinto por esa sencillez innata con la que me transportaban ahí; en un atardecer en alguna playa calurosa con algún cocktail bien cargado en la mano tambaleándome al son de la suavidad de este surf psicodélico. Acá hay un ejemplo de su primer álbum titulado ‘Maresia’ para que se vayan aclimatando antes de que prosiga:

Después de escucharlos y ya de regreso de ese viaje soleado pude auto podenjearme por permitir confiar en las obviedades y descubrir que en realidad este grupo chicos, amantes de la psicodelia suave que contrastan increíblemente con ese aroma tropical son nativos de España, más específicamente de una ciudad llamada Vigo en el noroeste de este país, y quienes se juntaron a experimentar sin saber muy bien cuál sería el resultado con esta clase de sonidos como oriundos de algún pueblo remoto escondido entre pequeño puertos se tratara, no exagero, intencionalmente o no esas vibras nos transportan lejos de cualquier metrópoli directo a la rivera psicodélica de nuestros sueños, y si por acá hay algún fan interesado en experimentar este intrincado y placentero viaje tiene que estar puntual en el escenario Firestone a las cinco de la tarde. Acá un ejemplo más para que se terminen de convencer.

Sus integrantes son Antía Figueiras (bajo, teclados y voz), Antón Martínez (batería y percusiones), Guillermo V. Zapata y Pablo Valladares en los teclados, un conjunto bastante orgánico de sonidos que saben mezclarse sin imposiciones más que el de ascenso en sí; tanto melódico como metafórico, seguramente músicos que dominan otros géneros y que el resultado de permitirse experimentar dio como resultado este proyecto al que después de escuchar se darán cuenta de la capacidad exponencial que tiene: Biffanah, así que aprovechen esta oportunidad y déjense conquistar por una hora para darse un chapuzón en tierras lejanas al ritmo del oleaje que se transforma en psicodelia, y ya después de un rato de inmersión tendrán un sin fin de posibilidades dentro del marco del festival Marvin para saciar o dar rienda suelta cualquier ansia musical que traigan desatendida. Hay bastante y muy bueno para escoger.

Por ahí nos vemos y ¡Salú!

Armando Castillo Toro

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