El 1 de junio de 2019 inició el mes del Orgullo LGBT en su 50 aniversario, y con este motivo hubo un desfile en la capital gay de México, Guadalajara, comenzó a las 15:00 hrs en la glorieta de la Minerva, avanzó por la avenida Hidalgo y culminó con una fiestota en la Plaza de la Liberación; nosotros nos fuimos para allá a apoyar la causa.
El desfile de este año tuvo la particularidad de conmemorar el 50 aniversario de los eventos conocidos como “La Rebelíon de Stonewall”, suceso que se reconoce como el primer antecedente en la lucha social por la diversidad sexual en el mundo, en un contexto en donde la homosexualidad era incluso criminalizada. Aquella madrugada del sábado del 28 de junio de 1969, en el bar conocido como Stonewall Inn del barrio neoyorquino de Greenwich Village, se dieron una serie de manifestaciones violentas de manera espontánea que abrieron brecha y sentaron terreno para una batalla sobre libertades humanas reprimidas, lucha que aún continúa.
En 1952 la Asociación estadounidense de Psiquiatría incluyó la homosexualidad en el manual diagnóstico y estadístico de los desórdenes mentales, catalogándola entonces como un problema mental se empezó a realizar prácticas médicas poco éticas con los pacientes, que eran personas identificadas como homosexuales. Los prejuicios sociales aumentaron de manera alarmante, convirtiendo en segregados a personas que antes de esto, habían estado adaptadas perfectamente a la sociedad; en ciudades pequeñas se llegaron a dar casos en donde los periódicos se ensañaban en hacer de la homosexualidad una vergüenza pública, y llegaron a caer en prácticas como publicar el nombre y dirección completa de alguien identificado, situación en la que además de alimentar una mentalidad retrógrada, se exhibe y coloca a pobladores bajo mucho riesgo. Incluso en algunos estados de USA se utilizaron métodos “curativos” que implicaban desde la sesión de electrochoques a la castración, lo que generó movilización de la comunidad perseguida. Siendo violentados y señalados en provincia, las grandes urbes fueron centro de migración en donde gente con identidad sexual no tradicional pudo encontrarse y asociarse.
New York fue una las grandes urbes que más revolucionó el desarrollo cultural mundial del siglo XX. En donde todas las corrientes contraculturales convergieron en movimientos como el Feminismo o el Flower Power de los hippies, cualquier movimiento que abogara por los derechos humanos no reconocidos tenía cabida aquí. En este escenario, destacó el barrio newyorquino de Geenwitch Ville, lugar donde se podían ver igualmente a Nina Simone, Bob Dylan, o a escritores de la revolución beat, dándose un espacio donde se respiraba mucha contracultura y donde se concentraron las ideologías que darían pie a las luchas por la diversidad sexual; en este barrio aparecieron plazas, bares y calles donde a base de expresión se fue dando una cierta tolerancia a manifestaciones homosexuales, empezando así a nacer una identidad en donde algunos se reconocían, aunque no dejaban de ser señalados por el resto de la sociedad. En esta barrio apareció Stonewall, uno de los únicos espacios donde era bien visto bailar, uno de los muy pocos identificados como gay, y el único en el que acudían personas Drag; de modo que era un establecimiento muy trasgresor para la sociedad del momento. El bar estuvo muy relacionado a la mafia, y al tráfico de estupefacientes, además de contar con instalaciones deterioradas e inseguras, aunque todo esto era debido a su vulnerabilidad jurídica y social, y los grupos delictivos se aprovecharon de esto. Constantemente había redadas policiales, muchas de ellas orquestadas con la complicidad de la mafia, pues éstas resultaban muy jugosas al cobrar extorsión a todos aquellos que no querían exhibirse a la sociedad en general debido a la idiosincrasia de la época. Pero fue en la noche del 28 de Junio de 1969 cuando todo cambió, debido a la torpeza brutal de la policía se dio la revuelta en la que participaron cientos de personas que compartían un sentimiento de unidad y que estaban hartas de las injusticias de las que eran víctimas comunes. A la represión policial se le contestó con violencia, de modo que los policías tomaron rehenes dentro del establecimiento y los manifestantes sitiaron el bar mientras el grito iba creciendo debido a la suma de nuevos inconformes al trato policial, agregándose más mientas avanzaba el tiempo. Lamentablemente intervinieron fuerzas especiales de la policía, que mediante sus “persuasivos” métodos disolvieron la manifestación, deteniendo a cientos y lesionando a más.
Lo trascendental fue que este suceso marcó un hito en la lucha por los derechos a la diversidad sexual, en el participaron muchas personas que en los años posteriores se convirtieron en líderes de distintos movimientos, personajes como Stormé DeLarverie (actriz y cantante de personajes masculinos en teatro, posteriormente una importante activista), Danny Garvin (Persona en situación de calle que posteriormente se convirtió en activista LGBT en situación de calle), Marshal P. Johnson (Drag Queen, e importante activista contra la homofobia y la prevención del sida), Silvia Rivera (activista trans y una de las fundadoras del Frente de Liberación Gay), Martha Shilley (escritora activista, y una de las fundadoras del Frente de Liberación Gay), entre muchísimos otros. El compromiso de los participantes de Stonewall Inn con su causa fue clave, pues al siguiente año del suceso se organizaron con diversos grupos e hicieron la primera marcha de protesta que, como hasta ahora, se realizó a plena luz del día, con la intención de darse visibilidad y hacerse notar como miembros de la sociedad. Fue entonces que en 1970 se sentó un precedente a nivel mundial en lucha por la diversidad sexual, un precedente que después se convirtió en un mes de orgullo y marchar multitudinarias a escala casi global. Así, con el tiempo se sumaron mas y mas países a la práctica de establecer un mes al que se identificó como “Pride”, adoptando el concepto de orgullo como el amor propio o la estima que cada persona tiene de sí misma, como merecedora de respeto o consideración, de modo que la noción básica de “orgullo LGTB” reside en que ninguna persona debe avergonzarse de su identidad, más específicamente, de su orientación sexo-afectiva, sea cual sea su sexo biológico, su identidad sexual o su rol de género.
El desfile en Guadalajara fue muy ameno y colorido. Se aplaude bastante el apoyo que la sociedad brindó a la manifestación, fue muy agradable ver a familias asistiendo tanto a la marcha como al evento en la plaza, el cual contó con espectáculos a cargos de diferentes establecimientos pro LGBT, del gobierno y de asociaciones civiles. Sin duda estos eventos ayudan a integración de la sociedad y propaga aquello que nos falta para hacer de este un mundo mejor: el amor y a tolerancia.
Actualmente este movimiento se realiza con el apoyo de gran parte de la sociedad y del Estado, lo que dio una oportunidad a las grandes corporaciones que se subieron desde hace tiempo al barco, con ventas de productos “LGBT”, comercializando y banalizando la lucha, haciendo alarde de un criticable oportunismo y capitalismo rapaz. Pero esa es otra historia.
Texto y fotografía por Omar Elizarrarás.