Apolo 11 “Es un honor representar a todos estos sino a todos los hombres de paz de todas las naciones”

Después del drama que fue “first man” y recordando al éxito de “Apolo 13“ llega este documental que nos cuenta ese momento en el que el hombre alcanzó a llegar más allá del cielo, sin entrar en debates sobre la veracidad de este acontecimiento lo que nos muestra este documental es el lado humano de una misión y un trabajo de miles de personas, errores y aciertos y una carrera que hizo grandes avances científicos y tecnológicos que culminan en 19 de julio de 1969.

Primero que nada hay que resaltar el nivel de detalle con el que se adecuaron los archivos visuales para el formato actual, la cinta tiene un discurso sencillo donde se nos muestra los días previos al lanzamiento de la nave, el espectador puede adentrarse en la NASA y entender un poco los procesos y cómo se desenvolvía el trabajo alrededor de la misión. Es una crónica de toda la tensión y presión, como justamente durante la travesía se desarrollaba la guerra de Vietnam, las conversaciones por radio más que ser el fondo son el efecto sonoro durante todo el filme, hay un par de momentos que si usted espectador tiene que poner especial atención, el primero es en el momento del despegue que aparte de se un impacto al auditivo es majestuoso ver como esas toneladas de metal logran elevarse mientras la gente observaba a la distancia asombrada, el segundo es claro el momento en el que Amstrong y Aldrin bajan a la superficie lunar hacen su caminata y llevan acabo sus encomiendas en el satélite.

La narrativa visual de este largometraje es enriquecida por momentos donde a pesar de todo lo que significaba el “Apolo 11” para el entorno científico y político de aquella época reflejaba que no eran más que Tres hombres a través de la vastedad de espacio, que aunque en la actualidad se desacredite la veracidad de el hecho sigue fascinando el hecho de todo lo logrado por aquella misión, de un grupo de personas que lograron poner una tripulación en la luna solo 60 años después de haber volado en un avión de madera.

TEXTO: Jesús Ortega

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