El fin pasado antes del concierto de ‘the Cure’ nos reunimos en mi casa para darle una repasada a todas las facetas que ha pasado la banda, desde su primer álbum con explícitas influencias del punk transicionándose después por completo al gótico y el new wave hasta convertirse en uno de sus auténticos representantes, de allí hasta estos días donde la melodía se ha vuelto más apaciguada y podría decirse que hasta superficial pero denotando un crecimiento en todos los aspectos como banda, más seguros dentro de su particular sonido, diciéndonos entre líneas que todo estará bien al final, muy a pesar de lo oscura que parezca nuestra realidad ahora en estos remolinos de la transición, y saben qué, aunque no es mi etapa favorita lo creo y disfruto de sus canciones, chingao, si alguien sabe sobre las miserias de la vida seguro ese es Robert Smith. Aquel día queríamos idealizar la banda y lo que vendría, como tontamente uno intenta cada vez que se irá a algún concierto de agrado; diseccionándolos entre conceptos, peor aún entre géneros, haciendo listas de reproducción, aprendiéndose las letras de memoria y acciones de ese tipo, pero para nuestra buena suerte y pronta desilusión ‘the Cure’ resultó ser mucho más que eso en vivo. También tuvimos conversaciones de quién sería Robert Smith fuera del escenario; seguramente un señor común que riega las plantas muy temprano en la mañana y que lee su periódico con una taza de té junto a su labrador golden, que muy seguramente subir a los escenarios se ha vuelto una costumbre alimentada por factores más frívolos, que ya no hay melancolía en su ser, que esas letras destructivas se han quedado con los amores en turno de aquellos terribles días, no quisimos ser tan crueles pero el ver a uno de tus ídolos envejecido en los escenarios causa un efecto devastador, muchas conclusiones al calor de la madrugada pero de nuevo fueron totalmente desmentidas en cuestión de segundos; estar, ver y sentir a esta banda fue un derechazo bien merecido en la quijada, la esencia que tienen es inamovible junto con las sensaciones que provoca; este martes pasado aunque estaba literalmente en la última de las gradas del foro sol y sólo podía ver hormiguitas a lo lejos fue más que suficiente para darme cuenta que Robert Smith trasciende (y trascenderá) cualquiera de nuestras concepciones o juicios, la agrupación entera ni se diga, de inmediatamente nos dimos cuenta que la edad es un factor sin importancia, el concierto fue un estruendo que iba en aumento y durante más de tres horas no había otra dirección que el ascender a la completa euforia, el público enardecía, el foro sol temblaba y las canciones se escuchaban de manera tan nítida y precisa cómo estuvieran salidas del estudio, pero por supuesto mucho mejor, la técnica no rebajó la energía; hundiéndonos de manera prodigiosa en un silencio contemplativo con canciones como ‘a forest’, hasta la explosión conjunta de sus primeras creaciones como ‘foxy lady’, también obviamente las románticas como ‘love song’ y las que te destrozan el pinche corazón como ‘in the edge of the deep green sea’, un contraste que no se sentía como tal, siempre fue un todo que que cualquiera hubiera disfrutado de principio a fin, la última canción fue ‘killing an arab’ y aunque siempre voy a preferir estar en el aperradero en cualquier concierto escuchar desde las alturas como la gente coreaba las letras con todo lo que tenían, y se perdían tan frenéticamente entre la melodía es una imagen que no voy a olvidar fácilmente y que me conmovió de manera muy singular, la música trascendiendo cuerpo y pensamiento uniéndonos en un lugar común que permanece indefinible pero que se sostiene firme y seguro en el pecho, como aquella nota melancólica en la guitarra. Al final resultó que el genio de the Cure sobrepasa cualquier encasillamiento que previamente se tenga, bueno o malo, la figura que es Robert Smith se siente aún más auténtica que la de aquel chico delgado y pálido con la vista perdida, genuinamente trastornado, intermitente entre la apatía y total entrega, de un segundo a otro, haciéndolo tan puramente que como fanático no hay otra opción que enloquecer y ya con la distancia agradecerle por el esfuerzo que han hecho por mantenerse y mantenernos,por ese maravilloso don de no caer en ningún otro estereotipo que no sea el que ellos mismos se han inventado. Robert, Simon, Jason, Roger y Reeves gracias a ustedes sigo creyendo que algún viernes me voy a enamorar perdidamente y después de este concierto puedo asegurar que aunque tarde, al final, todo estará bien.

Por Armando Castillo

Comentario

Comentarios