Tomamos el metro de Pantitlán hasta Chapultepec y llegamos a la avenida Cuauhtémoc. A unos pasos de la colonia Roma; hogar de una escena roquera en pleno crecimiento. Entramos a SALA Puebla, y ya se habían empezado a girar los cuarenta y cincos en la tornamesa de Junk Wild; sirviendo el platillo principal en formato vinil para brindarnos una clásica recepción de altura.
En chinga, después de unos arreglos; The Froys encabezaba está caravana de puro pinche poder destructivo. Haciendo de las suyas, estos tres BADMUTHERFUCKERS demolieron el escenario a gritos, mientras, seguía llenándose el inmueble. Era el atardecer indicado para el sismo punketo que nos trae bien tontos a todos los vatos de oído fino. La dinastía de Los Froylan despedazaba la bonita realidad para evangelizar al público en psicodelia nacional. Como si la gente no tuviera nada mejor que hacer; que intoxicarse con GARAGE-PUNK.
Yo. – Hola, soy #&@®π, y soy un adicto al Rock n Roll en recuperación. –
MonkeyBee Dudes. – Llegaste al lugar adecuado. –
Con una sabrosa cata de pulque y mezcal en el segundo vestíbulo, justo antes de entrar al escenario; estaban recibiendo a todos los asistentes, dando la bienvenida a la primera edición del MonkeyBee Festival 2019. Dedicado a la escena underground de todos los tiempos: Garage, Punk y Psicodelia. Pues se contaba con las esperadas presentaciones de bandas icónicas en estos géneros, desde el siglo pasado y contemporáneas. Convirtiendo este día, en una fecha memorable en el calendario.
Bueno, como les iba diciendo; llegamos a los Froys justo a tiempo. (Tenía la espinita de verlos en vivo, porque cuando fueron a mis tierras, me los perdí por pendejo). Siguieron los Acid Tongue; participando en una hermandad de músicos que solo se logra entre buenas amistades. Pues los mismos organizadores del evento, se han forjado entre bandas como ésta (Acid Tongue) y los Carrion Kids (Jasmina Hirshl y Miguel Servin).
Este par de madrazos energéticos nos levantaron la moral, dejando el escenario al punto exacto para recibir a MONSTERWATCH; quienes quedaron incrustados en nuestros cerebros como tatuaje mental. Con un intro blacksabbezco, se incorporaron en la semblanza de miedo y asco en la ciudad. Fueron sin duda, de lo mejor de la noche. Se involucraron con el público y lo hicieron suyo. Modificaron el curso en que exprimían sus guitarras. Encontraron la frecuencia de su distorsión. Fueron una rebanada de caos en un universo ordenado; trayendo la actitud punk de Seattle a nosotros para conmemorar la primera vez que visitan México. (El vocal se bajó a iniciar el slam y luego subió a seguir con la canción)
San Pedrito se presentó con una alineación mocha y un sonido medio apagadon, en comparación con otros shows. Pero aun así contagiaban “la pura cura garage”. Se presentaron dos integrantes originales (Edgard y Diego), y hasta Rulo Pipas se subió a cantar con ellos en «Poder crudo». (También, por fin se me hizo escuchar «Chilam Balam» en vivo)
Los integrantes de Levitation Room se veían mortales desde abajo del escenario. Tanto, que hasta los podía tocar. El tecladista se parecía un buen a Ray Manzarek de los Doors en acción. (Lujo que no pude alcanzar a disfrutar) Con esta clase de detalles y un fondo sonoro psicodélico, me sentí en Love Street de 1969 resumido alrededor de 60 minutos que duró su concierto. A pesar de tener ascendencia mexicana, el conjunto nunca había tocado en tierras aztecas. El vocalista aprovechó el momento y le dedicó una rola a alguien especial entre el público: «Está canción es para mí mamá».
Soltando destellos de blues a lo largo de sus rolas, Levitation Room nos preparaba para el retorno de Together Pangea; después de 4 o 5 años sin pisar tierras mexicanas. Una banda que dio a conocer una propuesta fresca e intensa. Enfocada en una respuesta espontánea por las juventudes de hoy en día.
La banda que más esperaba era, Subsonics; el último grito del punk americano. Se me salió el cobre y desde abajo del escenario le grite a Buffi (baterista) que era la mejor y un pajarito me incito a decir; i love u. Me sonrió y fui el hombre más feliz del mundo. (Cuando terminó le pedí una foto. Bien amable me la concedió) Clay Reed (guitarra/vocalista) estaba imparable; tomó su posición en el escenario como estatua del canon griego. Imponiéndose como toda una leyenda americana.
Ahora, para introducir la siguiente bandota: Asteroid n°4. Los papás del Psych. Con descendencia a niveles de; DEAD SKELETONS y The Brian Jonestown Massacre. Nos confiamos en un exponente local del garage guanajuatense; Carlos Reyes. Quien nos ofrece una apropiada descripción de la banda. No sin antes adelantarnos a señalar su elegancia sobre el escenario.
Al final llegó, The Cynics; celebrando 30 años de su disco más emblemático. El legendario “Rock’n’Roll” marcaría una pauta desde su lanzamiento en el ‘89. Lo que los volvería fundamentales para girar el engrane de la evolución en el Garage Revival ochentero. Comandados por las contorsiones de Michael Kastelic y los rasgueos de Gregg Kostelich. Nos ofrecieron un show de calidad, perfecto para despedir tan grandiosa noche.
Si me preguntaran diría sin vacilar que MONSTERWATCH y Levitation Room fue lo mejor del M.F.
Salud y hasta la próxima ¡Que se diviertan!
