Una característica de la música en décadas pasadas era la de contarnos una historia; conforme las nuevas generaciones abrían nuevas formas e ideales en cuanto a la melodía y ritmo, la forma de escribir narraciones de personajes en las canciones evolucionaron de igual forma: Cada vez más impersonales y abstractas e incluso sin sentido, algunas utilizando la voz como un instrumento más, en lugar de evocar palabras que conformaran una historia con principio y final. Esta función de “Raconteur” la podemos encontrar en la mayoría de la música tradicional (folclórica, étnica, regional, típica o como se le quiera llamar) del mundo. En el su de la llamada norte América, por abstracto o tonto que esto suene, se desarrolló una amplia gama de categorías musicales folclóricas: blues, country, rockabilly, honky tonk, jug band sólo por mencionar algunas. Es en esta clase de música donde encontramos historias de personajes miserables, solitarios, alcohólicos, salvajes, inadaptados, criminales y de por más adjetivos calificativos de este tipo mezclado con sátira y humor negro complementado con una simple base melódica de tres acordes; “Drunken Hearted Man” de Robert Johnson como un ejemplo. Uno de los más recientes excavadores Mexicanos en este terreno es Gerardo Lince Rufus; desde Guanajuato da la impresión de haber escuchado y absorbido de grandes nombres en el blues y country más que de otros géneros. A lo largo de siete canciones en español e inglés nos presenta su trabajo en solitario: “boogie de medianoche”, “malandrin magnate” y “por las vías del tren” nos recuerdan a historias parecidas a Three Souls In My Mind, Liran’ Roll, tanto lirica como sonoramente, incluso a Albert King en la década de los 80’s. Destacan “Esteban D’ yavol Larch“por lo alternativo y “I sure miss jail” por lo sarcástico de su letra y su tono cómico. Melodías y letras típicas del blues y country para un viaje en carretera o un atardecer de domingo.

Comentario

Comentarios