La modernidad líquida en la educación
Por: Carlos Villalpando Martínez
Leer Los retos de la educación en la modernidad líquida (2005) de Zigmunt Bauman, nos permite notar que la educación se ha transformado con el tiempo: Antes los procesos educativos se basaban en la memorización y en la repetición de los conceptos de la clase; y ahora, cada vez más, se han encontrado alternativas para que la misma se vea como un producto, no solamente cultural, sino como una mercancía, pues los resultados de la educación actual tienen que ver con la rapidez y la premura para conseguir grados académicos, publicaciones y reconocimiento por parte de las personas.
Y es que anotamos que los ejemplos pueden transportarse a la mercadotecnia, ya que la educación es un modelo cultural para enseñar a los actores sociales a comportarse y a relacionarse en un entorno social, pero ahora es vista como una mercancía: las mismas escuelas y universidades te ofrecen cursos rápidos, diplomados para actualizarse en un tema en específico, talleres para aprender nuevas necesidades, seminarios para el trabajo, carreras universitarias ejecutivas con una duración de menos de 2 años; lo que se ha intentado realizar en la modernidad es una concentración excesiva de títulos y sobrespecialización.
Al considerar que los humanos buscamos satisfacer necesidades básicas, como: la comida, la vivienda y el vestido, encontramos atajos para realizar dichas actividades de la vida diaria: y para evitar la fatiga de preparar un atún, compramos la lata que ya viene lista para comer, la fruta que ya se encuentra picada, el sándwich preparado; en sí: buscamos satisfacer necesidades ficticias. Lo mismo pasa con la educación; en México, por ejemplo, fueron intensamente promocionadas las actividades de la fundación Carlos Slim para capacitar a las personas, pero su objetivo no era brindar aprendizajes significativos sino capacitar a una fuerza de trabajo precaria que se encontraba imposibilitada, para sacarle algo de provecho al vender los mismos certificados para el empleo.
El progreso, según Bauman (2005), se mide por el tiempo, se relaciona con la rapidez de las cosas, se ha convertido en un privilegio de las clases sociales, al tratar de obtener productos o resultados sin tener un tiempo de espera, mismo que se puede identificar en el transporte público o privado, en los alimentos, en oficinas de gobierno e incluso en centros comerciales. Por eso la educación moderna, busca: disminuir el tiempo de titulación de los estudiantes, formas de titulación menos invasivas y más fáciles, y así evitar una sobrepoblación de profesionistas calificados y que, por la misma demanda, los salarios sean precarios u competitivos.
Porque ahora entendemos que las nuevas formas de educación ya no tienen que ver con la escolástica tradicional, ni con la figura tradicional del docente; se han transformado la instrucción en un modelo de réplica de patrones sociales y comerciales por parte de figuras públicas, como los son los creadores de contenido, los entrenadores de vida, los motivadores profesionales y las figuras de internet; quienes moldean las imágenes de los usuarios para tratar de modificar sus estilos de vida, presentándose como un ejemplo, un modelo de aspiración personal y profesional.
En ese sentido es que Bauman sugiere dejar de ver a la educación como un producto, ya que se han podido observar sus deficiencias prácticas en los educandos; para mejor dirigirse a un modelo de aprendizajes significativos, entender un proceso que dura toda la vida, apelar a la figura del eterno aprendiz, buscar la evolución gradual del pensamiento y la obtención de mejores resultados para el aprendizaje.
Y dado que vivimos en la sociedad de la información, cada vez existen más plataformas para obtenerle: internet, libros, redes sociales, noticias…, acceso que no ha dejado de ser diferenciado, pues una gran parte de la población sigue sin herramientas para obtenerle; y he ahí la importancia de concebir el conocimiento y las situaciones estructurales que implica fomentar su desarrollo en la educación.
Por eso diremos con Bauman, que el nuevo pensamiento de la educación en la modernidad: es buscar obtener el mayor provecho a las habilidades sociales y a las relaciones públicas contra los grados académicos, se ha podido observar en el gobierno y otras instituciones que llegar a un cargo, a una posición de ventaja no requiere la preparación que se necesitaba en otras épocas, la modernidad ha traspasado el entendimiento y ha construido nuevas alternativas para lo económico, y una de ellas es el espíritu emprendedor, que es una forma de autoempleo, pero que en muchas ocasiones tiende a la precarización y al empleo informal.
Pareciera que ahora a lo que se debe aspirar es a generar un conocimiento que sea longitudinal, en donde la educación sea un medio para adquirir las habilidades para la vida, desde una educación familiar, sobre los valores en casa, hasta procesos de socialización secundaria, como: la escuela y la jubilación. Es decir, considerar un aprendizaje para toda la vida, par que en en ámbito formal e informal, se aprenda también a comprender las enseñanzas y fomentar las buenas prácticas educativas.
Y con dichos cambios en la sociedad, las necesidades de consumo de las personas también cambiaron. Tal es el caso de la educación, pues ante los retos laborales, industriales y mercantiles, han surgido eventualidades propias de los modelos de educación formal y técnica. De hecho, en Guanajuato, en las últimas décadas se ha promovido el desarrollo manufacturero e industrial a gran escala, las universidades por sus convenios han crecido su capacidad de alumnos y carreras, para satisfacer las necesidades del mercado, una de ellas es la tecnificación de la mano de obra, al ofrecer carreras técnicas profesionales, ayudan a que las empresas contraten a personas calificadas para sus puestos pero sin un salario de ingeniero.
Con Los retos de la educación en la modernidad líquida no queda más que decir que las personas han cambiado su modo para recibir la educación, al punto de que hay otros intereses para el mercado, ya que en la vida es rápida, no hay tiempo que perder, se debe atender el crecimiento exponencial de los centros de capacitación del estado, y en las ciudades existe al menos un centro educativo para el trabajo, las universidades ofrecen formas de titulación menos complicadas y con más prestaciones, venden diplomados y cursos para sobre especializar:
La vida misma se ha configurado para ser hedonista, buscamos no perder tiempo en actividades valiosas como la educación y la comida, pero lo perdemos en el películas, series y fútbol; se ha modificado el sentido de las escuelas y las clases, la propuesta es concientizar a los educandos para poder recuperar el aprendizaje y la comprensión del mundo de la vida, es un proceso que requiere la participación de la sociedad para comenzar a tener una educación y aprendizaje de calidad.
Referencias:
Bauman, Z. (2005). Los retos de la educación en la modernidad líquida. En pedagogía social.txt. (1). (pp. 16-45). Barcelona: Gedisa.
A sus 25 años, el salmantino Carlos Villalpando Martínez es: Licenciado en Sociología por la Universidad de Guanajuato, Maestro en Administración en Políticas Públicas con enfoque en gestión Gubernamental por la UVEG, y actualmente está maestrando en Desarrollo Docente por la Universidad de Guanajuato.
Además de ser un entusiasta de la gastronomía, actualmente es docente universitario y Operativo en el Instituto Municipal de Salamanca para las Mujeres; y sus líneas de investigación: Educación, Urbanismo, Medio ambiente, Perspectiva de género. Su correo es: carlosvillamtz96@gmail.