Escuchar a The Americojones Experience inmediatamente me conectó con épocas pasadas, la magia de aquellos días borrosos, repletos de excesos, pero plenos; momentos a los que aún les dedico un tiempo para rendir tributo con algún descenso esporádico. Y créanme, el soundtrack de estos capitalinos se adapta perfecto para darle combustible a esas horas con cualquier aliciente que se tenga a la mano, estas nueve canciones incluidas en la parafernalia; música que se siente provenir directo de aquellos lugares que ya se han extraviados en los días, con historias de drogas, alcohol y malas compañías narradas con un dejo de ironía, esa que sólo se aprende estando habitando en medio del remolino, sin la agotadora pretensión de compartir alguna moraleja.

Cada vez es más sencillo dar con proyectos que se ajusten a las necesidades musicales especificas de cualquier usuario que se dedique a «rascarle un poco», incluidos aquellos gustos que hace algunos años permanecían mas cómodamente sonando en el under, en aquellos días estar en el ‘mainstream’ (como ahora se le conoce) era un síntoma claro de pérdida de identidad, artistas vendidos que optaban abandonar el talento por la aceptación, la crudeza por la fama; de allí que los hoyos ‘funkies’ se volvieran un lugar icónico para escuchar música deliberadamente contestataria, oculta, sin que importara el género, porque el discurso detrás bastaba para sentirse auténtica; el rock urbano es un claro ejemplo de la transición de las interpretaciones y de los lugares que forjaron este estilo, que más que estilo es una forma de vida aunque suene a cliché barato, y es que había que tener un compromiso por la autodestrucción y las madrugadas para encontrar la inspiración correcta, y aunque hubo muchos adeptos, pocos fueron los que lograron sostenerse de esta vida precaria sólo a cambio de migajas y arte sincero.

Y aunque muchas cosas han cambiado, a pesar de las circunstancias, da gusto encontrar bandas que aún conservan idéntica esa crudeza, ahora es más sencillo estar bajo el reflector y la música se propaga con más rapidez para encontrar público (o viceversa) con las necesidades específicas para apreciarla y comprenderla.

En el mejor de los casos, espero que esta larga introducción sirva para dar un poco de contexto de lo que encontrarán con Animal del Demonio: Uno de los mejores álbumes en español en lo que va del año; repleto de garage, surf y sonidos clásicos del rock; con riffs que le van dando vuelta en espiral a la letra, mientras ésta va detallando la experiencia en primera persona de algún lío existencial, a veces a manera de monólogo a veces de frases cortas, rápidas y pegadoras, ya dependiendo del ritmo que quede mejor en la narrativa, un viaje intermitente que nos llevará entre la fiesta y el delirio.

Hay varias canciones que quisiera recomendarles como punto de partida pero la verdad es que es un álbum que bien van disfrutar de principio a fin, y en el que ustedes mismos irán construyendo esos lazos de confidencialidad si han dado por la mimas, o bien, explorar un recorrido completamente crudo de una maquinación capitalina que se alimenta del exceso y sus consecuencias, que a su vez está genialmente musicalizado, no hay tiempo perdido desde el lugar en el gusten abordarlo, porque al final al la propuesta se siente tan fresca como honesta y seguramente estará sonando por todos lados en lo que resta del año.

Y ya para darle play, quisiera compartirles dos canciones que, siento, muestran los dos lados opuestos de este álbum:

Iniciemos con: Dónde está el placer, energética y con la progresión explosiva de un buen garage contagioso, canción para el pináculo de alguna borrachera, para destruir o destruirse.

Y en segundo lugar Mi jefa me dijo, una canción lenta que se toma el tiempo de ir encajándonos los tiempos en cada vuelta, con una voz que va adquiriendo más agresión y desesperación mientras cuenta las supuestas desventajas de las malas compañías, con esa ironía y alevosía siempre presente de trasfondo.

Probablemente cuando escuchen a Animal del demonio, ustedes mismos tendrán sus favoritas, pero eso está bien porque habla de la versatilidad de un álbum que no deben pasar la oportunidad de escuchar, es un buen comienzo para entrever ese movimiento que está resurgiendo de aquellos agujeros que ya se pensaban olvidados, junto con el discurso contestatario de la degeneración para esta nueva década que se avecina.

Acá todo el álbum

Por Armando Castillo

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