El country es un género que con algo de dificultad se ha ido adaptando las complejas y experimentales oleadas de lo que hoy en día es la música contemporánea; lo puritano se siente como obsoleto porque la tendencia actual, aunque siempre indefinible, sí se distingue por un esfuerzo comunal por alejarse de lo establecido, apostar siempre por explorar, incluso, los límites más abstractos de casi cualquier corriente.


Acá es distinto, porque la narrativa es lo que define y sostiene al género, la melodía es un acompañamiento que no necesita de tantos arreglos porque los mismos tiempos ya sirven de por sí para irnos marcando la dirección a dónde se dirigirá la historia y el sentimiento, sin darle tantas vueltas de por medio. Este sencillo de Gerr Lerr, músico y productor Guanajuatense, es un tributo que no se aleja mucho de las raíces del country; el mensaje es el protagonista y la música el mejor medio para contar esta historia sobre la soledad, y la voluntaria necesidad de internarse en ella; un wéstern que funciona no porque regresa a lo básico sino por la honestidad con la que se compuso detrás, la canción eventualmente se irá llenando de capas mientras avanza haciendo un mosaico de sonidos que sutilmente le irán dando conclusión a esta historia, una que tenía que contarse de esta manera, porque no hay mejor forma de darle un sentido a esta melancolía que coincidir en el mismo lugar en donde se creó, y mantenerla vigente.

Por Armando Castillo

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