Aquí la reseña de un álbum que sigue arrastrando con mucho estilo el bagaje existencial que muchos conocemos para convertirlo en algo más; en arte que rescate o hunda la cabeza más en lo profundo, en música hecha para y desde la decadencia, para soportar el ejercicio autodestructivo; con su segundo complicado esta agrupación del barrio Chino nos trae ocho canciones usando un estilo que ya han afianzado con este material, usando el rock clásico para construir su narrativa, lo tradicional para darle un sorpresivo vuelco a la usanza contemporánea, reinventando las antiguos himnos sonoros de rebeldía con la decadencia de hoy en día, con distintas motivaciones tal vez, pero buscando el mismo desenlace; uno que se vuelve más nítido mientras más borrosa e impredecible se vaya haciendo la madrugada, podría decirse que este álbum es un conducto sin paradas hacia el descenso nocturno, uno repleto de paisajes y matices, que alterna entre la euforia y la gracia del nihilismo pero siempre regresando a la sórdida soledad de la mañana, con los demonios asentándose con la resaca.
Esta última comparación es una muy personal, qué tal vez sientan exagerada sino le han dedicado una porción de su vida a explorarse en estas circunstancias, pero quién venga de allá no sólo disfrutará toda la composición de ‘el jugador’, sino que también entenderá de dónde viene; él subtexto corrosivo y tranquilizadoramente mortal de éste.
Esto es lo que creo qué hay detrás, y para embellecer esta narrativa sonoramente no sólo se le da tributo al rock & roll clásico como ya había mencionado, sino que en el trayecto de las canciones se le va dando una identidad única entre el western, la nueva psicodelia e incluso el spoken word, en la penúltima canción titulada ‘un muerto camina’, en forma de despedida y a manera de prosa, con notas que se van diluyendo entre la voz y el delay se nos habla de esa ausencia de fuerzas y la presencia de lo inevitable que señala el camino del cual no hay marcha atrás, después, el LP culmina con ‘desierto’ un track instrumental que nos da tiempo de ir juntando las piezas, desde ese lugar que resta en los escombros, una oportunidad para hacer retrospectiva de los altibajos de este viaje cuesta abajo.
Aquí nuestra recomendación diaria, el jugador de the Americojones Experience es un álbum que apuesta por lo atemporal y por lo honesto con toda y su visceralidad incluida, de un género del cuál muchos ya partieron en búsqueda de originalidad en una era en donde el punto de partida y llegada es la experimentación, pero que acá se sostiene y mantiene de una manera bien inspiradora.
Hoy estrena también uno de sus sencillos en vídeo, ‘me he portado mal’ producido pro SOMOS, que forma parte del clímax etílico de esta obra, la cúspide de la madrugada y de ‘el jugador’, ahí donde la destrucción florece de forma natural y estar alimentando el absurdo es lo único que importa, hasta que nos devore a nosotros mismos como ya se sabe. Por aquí pueden empezar para descubrir este nuevo álbum, o bien, el trabajo de Americo el cual está repleto de este tipo de joyas dionisíacas.
Por Armando Castillo