Corría el año del 2002 cuando por primera vez oí a la banda británica Anathema, quienes se encontraban promocionando A Fine Day to Exit, disco lanzado un año antes. El metal cruzaba por la peor crisis que haya tenido hasta la fecha y, con A Fine Day to Exit, Anathema se sumaba a la larga lista de bandas que abandonaban su obscuro pasado en la escena metalera para incorporarse a otras corrientes del rock que serían tan populares al inicio del milenio. En las tiendas de discos A Fine Day to Exit se empolvaba, la banda era desconocida para fans del rock y sus antiguos seguidores no estaban interesados en el primer disco en el que Anathema borraba cualquier rastro de doom metal, inclusive la fuerte influencia de Pink Floyd, característica de sus tres trabajos anteriores, se opacaba en el nuevo álbum. La portada de A Fine Day to Exit mostraba una playa desde el interior de un automóvil, con un Nokia 5110 marcando una llamadas perdida. El conductor aparentemente habría abandonado su automóvil y su ropa habría quedado regada delante de él en “un buen día para salir”.

Es el 2017, han pasado 16 años y 4 impresionantes larga-duración desde A Fine Day to Exit y por alguna razón los hermanos Cavanagh decidieron que era tiempo de finalmente revelar el misterio de la portada de A Fine Day to Exit mediante un disco conceptual que explicase qué fue lo que sucedió con esta persona que abandonó su celular y su automóvil en la playa. El título de esta nueva producción es The Optimist. Este lanzamiento seguramente será recordado por el tremendo error de marketing cometido por la disquera Kscope, quienes, desde meses antes, atestaron Facebook con promocionales de The Optimist describiéndolo como “their darkest material to date”. Una promesa casi estelar considerando que Anathema son uno de los fundadores del género death/doom metal en los 90s, lanzando discos extremadamente depresivos como Serenades (1993) y The Silent Enigma (1995), los EPs Pentecost III (1995) y The Crestfallen (1992) y los mucho menos pesados pero igualmente melancólicos Alternative 4 (1998) y Eternity (1996). Es más que obvio que Anathema nunca volverá a tocar doom metal, ni siquiera el tour “Resonance” del 2015 hizo a los hermanos Cavanagh cambiar su opinión sobre su pasado. Sin embargo, la comprometedora oferta de Kscope no me sonó tan ridícula en un comienzo: “obscuro” no es sinónimo de “pesado” y Anathema y Kscope lo saben. Recuerden que después de A Fine Day to Exit Anathema lanzó A Natural Disaster (2003), un disco de rock atmosférico increíblemente obscuro con una fuerte influencia de Radiohead. Debido a esto, yo me encontraba a la espera de algo similar a A Natural Disaster o tal vez a canciones como “The Lost Child” o “Internal Landscapes” de su antepenúltimo disco Weather Systems (2012)…

Pero estaba equivocado, The Optimist, con todo y su nuevamente excelente portada, no es un disco obscuro y, tristemente, he de decir que la mentira de Kscope no es la única decepción aquí:

Primero aclaro que nunca he sido simpatizante de los discos conceptuales. Creo que en esta estructura las bandas se ven obligadas a escribir ciertas canciones necesarias en la historia o concepto, forzando el proceso creativo. Por esta razón en esta reseña no analizo la historia que narra The Optimist, esto además requiere de interpretación pues las letras no son en realidad la redacción explícita de los hechos como en muchos otros discos conceptuales. Lo único que la banda deja en claro es que el personaje de A Fine Day to Exit abandonó su automóvil en las coordenadas 32.63N 117.14W, que nos llevan a Silver Strand State Beach, en San Diego, California. Estas coordenadas son reveladas en el título del primer track de The Optimist. A través del disco pueden escucharse sonidos en la mezcla que dan pistas de lo sucedido: el personaje conduciendo el automóvil y escuchando la radio, lo que parece ser sonidos de un partido de fútbol (algo extraño si el personaje estaba en USA) e inclusive al final del disco puede oírse su llegada a una casa. Esto último condujo a un seguidor a la conclusión de que la historia estaba narrada en reversa, este fan se encontraba delante de mí en una firma de autógrafos. Vincent Cavanagh le contestó que The Optimist podría interpretarse de distintas formas.

       

Musicalmente no existe relación entre The Optimist y A Fine Day to Exit. Anathema más bien continúa en la línea que comenzó con su obra maestra We Are Here Because We Are Here (WAHBWAH) del 2010. Un rock muy emocional, bastante elaborado y muy cargado de atmósferas que transmiten a nuestros oídos los sentimientos que los hermanos Cavanagh intentan expresar. Pareciera que desde dicho álbum Anathema se esfuerza en hacer llorar al oyente, pero no precisamente por depresión como lo habría hecho su clásico “One Last Goodbye”, sino más bien por esperanza, amor, algo de melancolía y emoción. Y es aquí donde la banda comienza a abusar de un recurso que implementó en Weather Systems: dicho disco comenzaba energético con “Untouchable Pt. 1”, para enseguida pasar a una canción de piano con Lee Douglas cantando serenamente en “Untouchable Pt. 2”. El resultado fue impactante, extremadamente emotivo y estoy seguro que a más de uno le arrebató una lágrima. Anathema volvió a hacer exactamente lo mismo en el siguiente disco Distant Satellites (2014) con las dos primeras partes de “The Lost Song”. Ahora, en The Optimist, vuelve a suceder por tercera vez consecutiva convirtiendo este recurso en un cliché de la banda (aunque esta vez no hay tema dividido en parte eléctrica y parte a piano). Esto no sólo es ya predecible, sino que Anathema abusa del piano y la voz de Lee durante todo el disco, haciendo de The Optimist un disco débil, casi aburrido, con más enfoque en el piano que en las guitarras.

En su cometido por hacer música emocional, Anathema también abusa de los elementos orquestales, sobre todo de las cuerdas. Este tipo de melodías que adornan el disco solían ser interpretadas por guitarras en WAHBWAH. Es tan fuerte la explotación de estos elementos que en ocasiones uno siente como si estuviese escuchando a sus compañeros de disquera Iamthemorning. Por otra parte, Anathema también ha hecho un uso fuerte de beats electrónicos y, sinceramente, éstos encajan muy bien en la canción “Leaving it Behind”. No estamos hablando de un gobierno total de la electrónica como sucedió en la canción homónima de Distant Satellites, los beats aquí se han mezclado con guitarras y batería real para dar un sonido bastante fresco y bien trabajado. Éste es, sin duda alguna, un punto a favor.

Uno de los aspectos más preocupantes de The Optimist son sus letras. Cuando Kscope reveló el primer sencillo “Springfield” meses antes del lanzamiento, pensé que éste era un excelente track intermedio que pretendía ser instrumental, pues la letra no es más que una frase: “How did I get here? I don’t belong here” siendo cantada por Lee, con algunos susurros de Vincent al fondo. Sin embargo, resulta que la mayoría de canciones en The Optimist tienen letras igual de pobres, por lo general los versos son una o dos palabras que son repetidas a través de todo el coro o verso de la canción. Anteriormente Anathema escribió letras tan hermosas a lo largo de toda su carrera. Oír a esta banda era quedarse con un montón de ideas y recuerdos en la mente al terminar cada canción. Ahora la inspiración parece haber desaparecido en tracks como “Can’t Let Go”:

«I can’t let go,
on and on.
I just can’t let go,
on and on.
If you are not there,
I’m coming down,
this road again.»

Esta canción es probablemente la más alegre que Anathema jamás haya escrito, es igual de molesta que “You’re Not Alone” de su trabajo anterior. Aquí vuelvo a la situación que me preocupaba desde el inicio: la mentira de Kscope. Éste no es un disco obscuro, sus letras inclusive parecen más llenas de luz y amor que Weather Systems y tal vez están a la par con Distant Satellites, convirtiendo esto en una decepción para quienes esperábamos algo de melancolía. Sin embargo, he de aclarar que “Can’t Let Go”, es la única canción verdaderamente alegre del disco. Por lo general Anathema no habla sobre felicidad, sino más bien sobre esperanza y esto es parte de su carácter patentado desde su clásico Judgment de 1999.

Desde meses antes de que The Optimist saliera a la venta, Daniel Cavanagh advirtió que no se trataba de un disco “fácil de escuchar”. Es claro que este disco está plagado de experimentación, inclusive un pasaje de jazz puede oírse en “Close Your Eyes”. Entre tantos contrastes algunos momentos aparecen en los que Anathema logra recordarnos lo buenos músicos que son. Especialmente la canción “Endless Ways” la cual es muy efectiva y tal vez la única en la que las guitarras parecen dominar la mezcla. “Leaving it Behind” y “Springfield” también son tracks bien elaborados que son rescatables de este disco.

Le doy la razón a Danny Cavanagh: The Optimist no es un disco fácil de oír. Sin embargo, cuando hablamos de una banda que en cada disco ha plasmado inolvidables melodías, letras emotivas y composición elaborada, resulta algo incómodo oír un intercambio de inspiración y emoción por experimentación. El declive parecía evidente desde Distant Satellites, sin embargo, dicho álbum aún contaba con más momentos memorables que The Optimist. Anathema son músicos extremadamente talentosos, de esos pocos que entregan su alma en el escenario ofreciendo los mejores conciertos en directo, estoy seguro que en producciones próximas volverán a impactarnos. The Optimist, es simplemente, en mi opinión un mal episodio para la banda.

Pablo Custodio

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