En una noche que platiqué con alguien (a quien le dije que quería salir de mi zona de confort) mi mente se revolvió de nueva cuenta. Me he dado cuenta que soy un desastre en cuanto a mi vida amorosa se refiere. Juro que lo he intentado. Si aún creyera en él y si es que realmente existe, juro por Dios que lo he intentado y he hecho casi de todo por seguir mi vida sin aquella maravillosa mujer a la cual conocí y le dejé ver esa parte que todos querian ver de mí: mi lado amable, mi lado sensible, ese lado feliz que por un momento hizo que mi vida resplandeciera para todos y me hizo parlotear: TENGO UNA NOVIA BONITA, SU FAMILIA ME ACEPTA, MI FAMILIA LA QUIERE MUCHO, UN TRABAJO QUE ME GUSTA Y SOY BUENO EN ÉL, SOY PROSPERO, ¿QUÉ MÁS PUEDO PEDIR? (un arranque de comodidad y ego más allá de lo impensable).

Pues mi idilio fue una de las cosas mas hermosas que viví. Hasta mi familia me dijo que estaba cambiando de manera positiva. Y fue cuando ella se dio cuenta que la traicioné aquel día de junio. Y una semana después fui a tratar de rescatar y recomponer mi error, porque era lo correcto. Ella se resintió, la traicioné y eso jamas va a cambiar. Canjeé su amor puro y limpio por el desprecio, por el odio más vil y el rencor más bajo. Todo por ocultarle que andaba con alguien mas, que no pude finalizar mi relación de dos años y medio con mi anterior novia y que andaba con ella al mismo tiempo. Me duele mucho. Aún me duele y seguirá el dolor. Porque olvidar no me sirve; pura chingada. Aún recuerdo que entre lagrimas me reclamó estando en su derecho. Recuerdo, que intenté secar esa lágrima de tristeza sobre su mejilla y me rechazó con justa razón. Sabía del rechazo de otras personas que me han querido pero ese día lo vi por primera vez de frente y sin mascaras. Su cara es horrenda y no pude sostener la mirada. Eso fue lo que Daniela me hizo ver cuando me rechazó esa noche de lluvia a fuera de su casa. Desde ese día su amor por mi se apagó y pues empecé a fenecer poco a poco.

¿De qué sirve ir todos los días a entrenar lucha libre, a resistir caídas, a destrozar cuerpos, a lanzarme al vacío de la lona, de ser fuerte arriba de un ring… fuerte físicamente como un roble si mi corazón es como porcelana?

¿De que sirve ir al boxeo, a vendarse las manos, a sudar, a fortalecer el cuerpo, a pegarle al costal, ponerse los guantes y el protector arriba de un ring… de que sirve pelear por ese amor cuando ya no hay razón para pelear por ese amor que ya no existe para mí?

¿De qué sirve ser abogado, de estar entre libros y al servicio de todos, de ir a una justa a capa y espada en nombre de la justicia, de defender a la gente que comete crímenes y delitos… de qué sirve si cometí el delito de traicionar su confianza y el crimen de romperle el corazón? ¿De qué sirve cuidar a todos cuando no pude cuidar de su amor a puño limpio, con mis propias manos?

Tuve un regalo maravilloso y lo dejé ir por ególatra. Tal vez tuve honor hace mucho pero ahora debo de adaptarme a ser una deshonra, a ser un muerto, un cascarón vacío. Y todo por la corrupta imagen de «ser muy macho», caí en el peor cliché de todos (ni siquiera merezco ser llamado hombre por tan aberrante crimen del cual fui juzgado con desprecio). Y el castigo sigue y sigue, girando y girando y girando siempre alrededor de mí. Que los locos y los enfermos hagan debate en bases a divagaciones tiriviales, que la gente mundana siga su vida amorosa como si de cambiarse un pinche calzón se tratara. Crean en mis líneas: he hecho de todo para olvidar y ha sido dificil, no todos pueden lidiar con perdidas amorosas, es el infierno en la tierra para miles de personas. Es mejor vivir en deshonra y más cuando ya se aceptó el hecho de que ya no volveré a esos brazos y por eso vivo con miedo de volver a entregarme.

No es porque no me quiera aplicar/ponerme las pilas o como se llame, me es muy dificil tolerar su perdida y por eso mis sentimientos están mal. Por eso prefiero estar con las máscaras y facetas, para que no vean mi dolor y lágrimas y silencio y sangre derramada de manera lastimosa. Cada que la veo en otras caras me duele recordarla. Si me muestran a Katy Perry o Amy Lee juro que la estoy viendo. Si el mundo se cae a pedazos o se estuviera quemando y todos estuvieran muertos, al último lugar a donde iría sería a su casa. Y sólo así desaparecerá el dolor. Y así desaparezco finalmente de este lugar tan lleno de nada y tan vacío de todo…

Sólo mi existencia es pasajera y ya no puedo esperar para regresar a mi lugar de origen, donde no hay cielo, no hay infierno, no hay purgatorio. Sólo el cosmos infinito de donde nunca debí haber salido.

Por Exmortem

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