Debo confesar que hasta hace unos días, aún estaba indecisa a pesar de estar informada, ver los debates, las noticas y terminar harta de la basura electoral, de cómo todo los partidos políticos nos saturaron durante semanas con pésimas por no decir espantosas campañas electorales, de las que de algún modo u otro fuimos partícipes, de ver el cinismo con el que nos prometen las mismas cosas. Después de mucho pensarlo también me di cuenta que la realidad es: el abstencionismo y el voto nulo, en México no sirven de nada. No hay una ley, que permita anular las elecciones con determinada cantidad de abstencionismos o votos nulos, pero si no me sentía identificada al 100% con ningún candidato en específico, qué sentido podría tener ejercer ese voto.
Hace 6 años voté por primera vez, a pesar de no ganar el candidato que yo había elegido y ver el regreso de un partido político que costó 70 años sacar del poder, mantuve la esperanza. Pero el país se nos empezó a caer en pedazos, año con año, la pobreza, la violencia, la inestabilidad económica, las reformas, el país se colapsó.
¿Por qué dejamos que pasara?
Entonces entendí que si saldría a votar de nuevo lo haría bajo de 2 condiciones: la primera con la seguridad de no estar identificada con ninguno de los candidatos, pero sí con la gente que los rodea, con algunas de sus propuestas y sabía perfectamente a quienes no les daría mi voto. Y la segunda y más importante; cuidaría mi voto, hoy, mañana y durante los próximos 6 años. Si gana el candidato por el que voté, exigiré cuentas y si no es el ganador, con mayor justificación le exigiré al de la oposición, no sólo a él, a los diputados, senadores, al gobernador, presidente municipal y regidores.
Sé que hoy vamos a votar pero mañana nada va a cambiar, despertaremos en el mismo país, saldremos a la calle con miedo, la economía seguirá inestable, el desaparecido seguirá ausente, el indígena rezagado, y todas esas causas olvidadas seguirán buscando justicia. Gane quien gane, el verdadero cambio debe ser en nuestra sociedad, porque en 6 meses un nuevo presidente y una camada de “servidores públicos” vendrán y espero que sientan miedo, que se encuentren con un país despierto y unido. Que ya no agacha la cabeza y es sumiso. Un país con memoria, que ya no les permita los mismos errores. Si ellos son los mismos de siempre, que la sociedad no lo sea, ojala…