Recuerdo bien el día que Netflix se mofó de grupo Televisa y de sus contenidos lanzando un comercial en donde un wey lloraba porque habían quitado su telenovela favorita, “REBELDE”. El mensaje era muy claro, si habían quitado esta telenovela pero se habían quedado con contenido mucho más interesante. Lo cierto es que Netflix hizo un gran berrinche porque Televisa rompió lazos con ellos, tomando un rumbo distinto y lanzando su propia plataforma “Blim”.
Sin embargo Netflix se dio cuenta que las telenovelas jalaban público a otro target, entonces las cosas se descontrolaron y a la compañía le dejó de importar un poquito el contenido de calidad y aparecieron “series” (TELENOVELAS) como: El Chema, La Reina del Sur, Rosario Tijeras (que se transmitió en Azteca), Mariposa de Barrio, Ingobernable (malísima) y por supuesto nuestra telenovela favorita de los últimos tiempos: Luis Miguel, La Serie.
Esta serie se ha convertido en una bomba, que ni los actores se esperaban y esto se debió a la gran estrategia de Netflix para enganchar a los mexicanos a los que casi no nos gusta el contenido kitsch. Vamos a un ejemplo similar que sucedía en el siglo XIX en donde algunos autores como Benito Pérez Galdós escribían una novela pero publicaban los capítulos periódicamente con la única finalidad de atrapar a los lectores y por supuesto la de cobrar una lanita. Pues algo parecido sucede con este bioserie, denominada así, para que a los intelectuales no les de tanto repele y se puedan echar sin problemas los 13 capítulos aunque la esencia real es el drama, y tiene toda la estructura de una telenovela clásica.
¿Pero por qué ahora está cool ver telenovelas y antes te humillaban porque veías Rebelde? ¿por qué en los 90s era mainstream ver “Quinceañera” o “Maria la del Barrio”?. Sin duda una de las respuestas que se me ocurren es la influencia que tienen las redes sociales, porque todos buscamos pertenecer a esa tendencia de la que todo el mundo y habla y porque qué oso que vayas por una chela y no sepas si Luismi se cogió o no Erika. Por supuesto que esto me lleva a pensar en la palabra pertenencia que finalmente se reduce a “SI NO VES LA SERIE DE LUISMI NO PUEDES PERTENECER A NUESTRO GRUPO DE AMIGOS”, ¿qué deprimente, no? porque si algo es cierto es que en la era en la que vivimos si no sabes qué está pasando en las redes sociales, no existes. Lo que también es cierto es que esta telenovela resultó todo un fenómeno, y nuestro Sol no tuvo qué hacer nada, más que ser hermoso, gordo y talentoso y ahora Netlifx se está encargando de hacerlo un poquito más millonario, porque a nadie le vienen mal unos cuantos millones de dólares extras.
Tengo que resaltar que la bioserie no es mala, tiene una gran producción, fotografía, actuaciones (menos la de Camila Sodi) guión y bueno, tenemos a Diego Boneta y a Izan Llunas que están espectaculares, ¿alguien sabia que Boneta era tan talentoso?, si bien teníamos una mala imagen de él después de haberlo visto en Rebelde, pues con esto ya tiene todo, TODO, nuestro amor (el mío). Aunque Boneta ya había participado en películas como Campamento del terror (2015) producida por el mismísimo Jaume Balagueró, director de grandes películas como: Rec y Mientras Duermes. Es decir que Diego no es un actor improvisado.
La última noticia es que al menos los millenials no podemos escapar esta maldición bien llamada “bioserie” y aquí dejo algunos punto del por qué:
- El trasero de Diego Boneta
- Ver al verdadero Luis Miguel feliz y millonario en sus conciertos
- Informa sobre el contexto político de esa época
- Nos queda clarísimo que Palazuelos era un mal agradecido y que nunca pudo ser como Luis Miguel
- La voz de Izan Llunas
Y bueno, nos queda un capítulo para que todo México llore con el final y bueno ya todos sabemos que Luis Miguel jamás vuelve a ver su mamá porque dicen por ahí que Luis Rey se encargó de decirle al negro Durazo que la desapareciera.