Será sencillo para cualquier fanático de los Beatles relacionar el nombre de esta banda con su famosa canción ‘el sargento pimienta y su club de corazones solitarios’ pero obviamente con sus implicaciones lisérgicas en el título, suposición que me atrevo a reafirmar con seguridad después de escuchar su propuesta musical; este par de chicos de Hermosillo se han ido abriendo paso no sólo en la escena del norte sino en la del todo el país, el género en los que ellos abiertamente se catalogan es en el punk y la psicodelia, tanto así que estos están dentro del nombre de su primer LP ‘Sgt. Papers lonely psych punk band’ pero la verdad es que se componen de todo un frenesí de sonidos en los que no temen estar alternándose sin prolongarse lo suficiente para que se les encasille allí, un mutante que se escapa de cualquier definición y precisamente por esa versatilidad que los impulsó este año para compartir escenarios con monstruos contemporáneos de la escena alternativa, como Thee oh sees y en la segunda edición del festival psicodélico Hipnosis con King Gizzard and the lizard wizard.

Nos dimos a la tarea de escuchar su álbum y pues sí, la primera impresión es punk, punk y un poco más de punk; empiezan con una demostración de rasgueos intencionados específicamente para alborotar el degenere, o por lo menos pareciera que sería la línea a seguir pero no, la sorpresa es su primicia, con una transición bien sincronizada pausan drásticamente el ritmo y le inyectan una dosis de psicodelia oldschool, alargada, destructiva, con la voz en ‘delay’ por detrás ayudando a consagrar la atmósfera hipnótica y después ¡pum! Un garaje sale de las sombras para golpearnos con constancia y sin cansancio en la cara por minutos, por canciones consecutivas, claro que con sus chapuzones intermitentes de psicodelia en su dosis más pura; créanme que es una tarea sencilla identificar sus partes y aún más dejarse caer dando tumbos por los distintos páramos por lo que se nos conduce con una resonancia infatigable; ese paisaje crece en las entrañas y en cualquiera de sus estados mutantes dejarlo salir es lo de menos; ese estremecimiento destructivo perdura por todas sus facetas y sacarlo a relucir es parte del espectáculo, así que ésta será una buen oportunidad para tener un entrevés feral, tempranero, y empezar a extraviar los estribos con una combinación que mejor podría definirse como una devastación progresiva en el cerebro.

Por cierto escuchen su álbum en las diversas plataformas en el que esté disponible y estoy seguro que será una excelente aportación para su bagaje musical, sobre todo las tres partes que componen a sus canciones tituladas ‘venganza’; diez minutos de furia bien distribuida que les harán ver el potencial de Sgt. Papers y se vayan mentalizando de la manera que más les convenga para hundirse en las profundidades viscosas de la psique.

Por Armando Castillo

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