Con Mengers en una senda que se empieza a afilar al ritmo de las acordes hasta botarnos en un flujo psicodélico que nos envuelve entre distorsiones bien intencionadas para producir caos, así comienza su nuevo LP; desde el extinto DF pero arrastrando consigo esa vibra destructiva del buen garaje capitalino éste colinda con un stoner que se va sintiendo implícito mientras las canciones van rodando una tras otra por la psique, esto con el fin de asegurar bien la nostalgia en este arrastre frenético hacia la locura momentánea que produce un buen garaje, locura amablemente sostenida por las notas escuchadas en vivo y pues claro, la horda de empujones anónimos. ‘I’ es el nombre de este material que se nos presenta con diez tracks que como decía es todo un recorrido violento, matizado de buena forma y con una intención violenta pero bien articulada, yendo de aquí para allá entre varios géneros pero manteniendo la consistencia, el estilo, la sustancia, ese elixir que es lo que al final de cuentas se busca en una tocada con la oreja pegada a la bocina que suena hasta el full, las notas en conjunto que se apoderan del cuerpo y nos conceden un olvido exponencial por una hora, con suerte un poco más.  

Entonces lo que encontraremos en este LP aparte de las obvias características de una buena banda de garaje es tal vez una mezcla entre canciones que nos ofrecen la métrica ideal (a base de guitarrazos) para quebrarse el pescuezo esperando ese rasgueo contundente, con tiempo de recuperación entre cada sacudidón de greñas, hay estos ritmos pausados que se quiebran entre cada oleada consecutiva y regresan cada vez con más potencia, y por otra parte hay instantes en donde el garaje explota sin piedad, con un maremoto de sonidos que no necesita de ningún tipo de introducción musical para colmar los sentidos, lo justo para echarse un clavado directo en la potencia delos ritmos unificados al son destructivo de estos tres capitalinos. Recomendadísimo este LP para introducirse en las entrañas de esta generación en auge que intentan con una determinación mounstrosa revivir las glorias pasadas con mezclas que se sienten igualmente destructivas, géneros que se unifican para revirtualizar el arte explosivo del garaje, rescatarnos de paso también a todos los que esperamos ansiosos a que se escuche la primera nota para soltar esa cerveza y saltar al ruedo, a sentir esos codazo al ritmo de la banda en turno.      

Por Armando Castillo

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