Para ser honesto, el sol ni se pone y ya se alcanza a juntar una multitud en el pórtico de admisión. Algunas personas se amontonan en la puerta del Bar El Callejón. Dispuestos a secundar el pacto de demolición que se firmó con el sudor de su frente.
Confiando en que pronto abrirán las puertas del futuro cuartel del GARAGE PUNK. Llega el taxi con la banda Las Pipas de la Paz, y nos encuentran en la sala de espera del punk; gente en las calles, bullicio en el vecindario y gritos sedientos de rock n roll.
Esto es San Juan de Dios, Col. Centro, León, Guanajuato. Se acercan los años veintes del nuevo siglo a esta ciudad, y cada vez presenciamos más bandas internaconales degustando la escena.
Entre tanto, los integrantes de otra banda sacaban sus instrumentos del carro para disponerlos al escenario. Aguantándome el bochorno del momento, me recliné en su auto para conservar energías, y enseguida noté que eran los ¡Gratis.¡ y fueron la banda local revelación de la noche.
Antes de entrar fui a saludar a Rulo Pipas; vocalista de Las Pipas de la Paz. Que estaba con Jasmina, integrante que toca los teclados en la misma banda, y Christian Rojas; vocalista y guitarra de Undercity Man. Propuesta de garage punk leones. Este último fue quien nos presentó, y juntos nos preparamos a la entrada de Los Nastys.
Llegó la hora. El vestíbulo punk concede acceso a «la pura cura garage, compa«. Después de unos minutos aparecen Los Nastys para brindar con Las Pipas de la Paz, Undercity Men y ¡Gratis.¡ en la habitación frente a la barra.
Comenzó la banda local, Undercity Men. Preparando al público con una porción incesante de guitarrezcos manotazos y bien sazonada de aullidos.
Continuamos el flujo eléctrico con ¡Gratis.¡ Un trío lleno de potencia. Ritmos contagiosos en la batería, un bajeo constante más la voz rasposa y directa del guitarrista que impregna un sello característico en el micrófono.
Un tipo güero que conocí entre el alboroto garage. Dedujo mi pobreza y me disparó un par de cheves a lo largo del toquín. ¡Bienaventurados los bebedores de conciencia!. Era Luis Basilo, vocalista de Los Nastys. Él y su hermano Fran, me saludaron como un soldado listo a dar el último aliento por el estallido del garashpunk.
Pero antes, Las Pipas de La Paz remontan el escenario de El Callejón. Ya que hace más de un año de su visita a tierras leonesas. Pero por azares del destino han regresado al mismo sitio que les dio alegría.
En la posición adecuada frente al micrófono y una guitarra en mano, un outfit desaliñado que quizá proviene del averno, además de la demoníaca facha del éxito. Es Rulo Pipas, en compañía de Fredy Luna en la batería. Jasmina Hirshl en los teclados, y Miguel Servín con el bajo. Trajeron la onda urbana y pandrosa de vuelta a la escenografía polifónica del género latino.
Coreamos Pamela hasta sudar de euforia y calentamos la hoguera en nuestro interior para recibir a Los Nastys.
De vuelta en el hostal, antes de venir a la función. Las primeras palabras que cruzaron con nosotros fueron: -¿Dónde estan los Four Lokos?-. Directo desde Madrid, España. Conformados por los ya mencionados hermanos Basilo. Fran y Luis. Encontramos a Omar Montalvo en el bajo y Luli Acosta en la batería.
Se apoderarón del escenario. Sobreviviendo a algunas invasiones al micro por parte de los brutos fanáticos de otras bandas, pero siendo parte de este gran show espontaneo llamado, ¡garage o muerte!
Fue la noche en que nos cachetearon atesorando y fomentando la lengua española. Proyectando el entusiasmo de sus viejas creaciones a través del habla hispana. Incluso mejorando la percepción con su famoso cover a la banda Les Surfs aunque continuamente se le adjudica a Luis Miguel, y sólo puedo decir ¡salud! por eso.
Por Edgard Paredes