Durante días y noches me he estado lavando el rostro con lágrimas al pensar en todas las veces que he sido destruido por todo ese séquito de mujeres que, por desgracia, les he dejado un pedazo de sincero amor y cariño; aunque siempre he tratado de negarles muchas entradas, la nobleza es un horrible talo de Aquiles que siempre me hace ceder ante las féminas.

Y ahora que esta increíble mujer llega a la etapa mas extraña de mi vida, sólo está aquí para romperme en mil pedazos o hacerme pagar mas karma de todas las acciones indebidas que he realizado de manera ruin o para decirme que debo de morir en nombre del amor y que nunca mas se mencione mi presencia; que el viento del olvido haga lo que le toca y se lleve mi nombre.

Esta noche me llevaré la gran decepción si veo que te entregas a brazos de otro. Simplemente no puedo competir de nuevo con alguien que te conforta, ese sentimiento que no tengo para ti, ese pesar que hace latir mi corazón mas rápido de lo habitual. Me llevaré a casa el corazón roto, en una bolsa donde los vidrios ya son mas polvo que fragmentos sólidos.

Por favor, hazlo. Entrégate a él, como yo lo haría por ti: con la intensidad de mil soles o como una simple luna llena bajo la cual noche tras noche he estado cuestionando si tu amor lo merecí alguna vez y a veces porque es inalcanzable como el cosmos.

Rómpeme en mil pedazos. Atrévete y no tengas miedo. Deja que tu escarnio haga mella en mi espíritu. Termina de quitarme la poca fe en la humanidad que me queda, para poder declarar al amor una guerra sin precedentes. Una guerra donde no habrá prisioneros. Una guerra dentro de mí, enjaulada como animal, sin derecho a sentir de nuevo tus besos malditos de víbora que me tienen loco. Tan loco que, no es lo mismo estar sin ti.

Entrégate a él para que pueda dar rienda suelta a mi locura y desamor. Para convertir los más hermosos textos que he dedicado al mundo en basura mugrienta y pisoteada, para decirle a este planeta que el amor es a veces la miseria mas grande que puede devastar el alma de cualquiera. Es como la muerte: imparcial y sin miramientos.

Brutal y neutral. Tu cariño me mata.

Entrégate a él. Te lo suplico. Para así poder entregarme a la locura maldita, para maldecir una y otra vez con toda mi rabia la tristeza que siento por no estar en tus labios. De maldecir a todo mundo y atentar contra el amor por sólo tenerte y quererte. Basta pues, ya deja el tormento y dilo. Oríllame a la locura, tan sólo dame el pretexto de escribirte y acabar con este albur que hemos jugado…

Sólo te pido eso: que me des un pretexto para escribir en la locura más triste de todas: tu cariño.

Por Exmortem

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