No sé si deba a mi excesiva distracción pero en esta ocasión no me he dado cuenta de que la quinta temporada de Black Mirror ya estaba disponible hasta que he visto la notificación de Netflix en mi correo, o podría ser que estén usando el factor sorpresa como estrategia publicitaria, cualquiera que haya sido el motivo el saber que ya estaba disponible fue razón suficiente para empezarla a ver lo más pronto posible; y no es por exagerar, Black Mirror ha llegado a considerarse una serie de culto por todo del globo por la forma única en que abordan un tópico que en otras series de ciencia ficción se plantea con más optimismo; la tecnología al rescate de las constantes fallas humanas, con la capacidad de conducirnos a una forma de existencia superior lejos de cualquier costumbre barbárica del pasado. Aquí el punto de vista se invierte, es ésta la que va acrecentando nuestras cuestiones existenciales, el futuro se va oscureciendo a sus anchas de manera progresiva en un universo que se va conectado y expandiendo mientras avanzan los capítulos, la primicia en cada uno de estos es que es imposible por más artilugios que usemos escapar de nuestra naturaleza; esa oscuridad innata se contagia a nuestras creaciones y nos condena de maneras muy diversas y emocionantes en un futuro repleto de caos, bueno esto ocurriendo en la mayoría de los capítulos, como buena serie argumenta varias posibilidades y sí hay algunos con menos tragedia dentro de su repertorio en donde se plantea como sentimientos como el amor ente dos personas se apoya de la tecnología para trascender esa angustia, son pocos en estas cinco temporadas pero los hay, así que se podría decir que no es una serie del todo pesimista aunque este trasfondo se mantenga de manera implícita, a mi parecer es este factor el que la hace tan interesante, una nueva forma de percibir nuestro fatídico desenlace con todo lo bueno y lo malo que nos define, justo allí en el lugar de donde pensábamos que se encontraba nuestra salvación.

Entonces si ya vieron las pasadas temporadas seguramente no habrán perdido oportunidad de ver ésta que se compone de tan sólo tres capítulos de una hora de duración, y si no es así no se preocupen, no habrá spoilers de ningún tipo, sólo un análisis que trataré de mantener objetivo; en conjunto la temporada me ha parecido un poco decepcionante, leí algunas declaraciones en donde mencionan que los esfuerzos se dividieron por su especial interactivo ‘Bandersnatch’ que salió hace seis meses, ¿pero es esto excusa suficiente para bajar la calidad argumental del universo que con tanto trabajo han construido?; debo aclarar que sigue manteniéndose bastante disfrutable si uno no sobreanaliza la trama, hay aspectos técnicos que se mantienen impecables como la producción, el uso del CGI (Computer-generated imagery por sus siglas en inglés), el ‘casting’ con actores ya bien reconocidos (y pagados) dentro de la industria, la edición de audio e incluso el sundtrack (hay un capítulo con Miley Cirus interpretando a una artista juvenil del pop, haciendo alusión a su propio pasado, en donde adaptan  un puñado canciones de Nine Inch Nails a este género), pero el principal factor y causa de esta decepción fue que de manera conjunta no transmiten esa sensación tan particular de desconcierto, aquel sentimiento incomodo que se mantiene después de cada episodio construido de manera tan sutil entre la narrativa y que al principio cuesta definir, pero que se acrecienta capítulo a capítulo, había algo de terrorífico en sentarse a ver Black Mirror y debo decir que en esta temporada ese terror en su mayoría psicológico está casi ausente, lo sentí como un entretenimiento más genérico sobreponiendo la experiencia humana por sobre las fauces tecnológicas a las que no habían acostumbrado a recelar, tal vez esto no sea del todo malo pero en mi experiencia personal me hizo pensar qué debieron tomarse más tiempo para darle la profundidad característica a esta temporada, la serie está lejos de acabarse, aún tiene un universo muy amplio que explotar así que me gustaría pensar que fue una mala racha y que tendrán la oportunidad de redimirse, ya que como escribía tiene el alcance y el potencial de convertirse en una serie que transgreda nuestra comodidad para mostrarnos un vistazo de esa oscuridad que muy probablemente nos aguarde el día de mañana. Aclarando esto una pequeña descripción y crítica de cada capítulo:

Striking Vipers: Dos amigos que siempre disfrutaron los videojuegos llevan esta experiencia hasta sus límites con la tecnología de vanguardia; con una primicia muy similar al capítulo ‘mochilero’ de la temporada tres, en donde se explora la realidad virtual y cómo ésta puede ser usada para desencadenar los miedos más terribles en una persona, aquí sucede totalmente lo contrario, no podría decir más por qué les arruinaría la diversión; solo que éste es uno de los pocos episodios que contrastan con la temática a la que nos han acostumbrados, no está mal por que aún conserva la capacidad de mostrarnos terrenos y temas inexplorados usando la realidad virtual como tema central, pero a mi gusto la faltó fuerza y complejidad en los personajes para imponerse, sobre todo siendo sólo tres capítulos en esta temporada, una vez que la historia llega al clímax se vuelve predecible el desenlace e incluso un poco tedioso, aún así no considero que sea un episodio mediocre, sólo carente del genio que se le ha puesto a otros con historias similares.

Smithereenes: Sin dudarlo el episodio que rescató a la temporada y que me hace creer que aún conserva el potencial para prolongarse mucho más, éste se sitúa más o menos en nuestra época y nos ofrece una visión de el monstruo en que las redes sociales se han convertido hoy en día, genuinamente psicológico y aunque no hay muchos escenarios involucrados tiene una trama bastante profunda, se asemeja mucho al primer episodio de la primera temporada titulado ‘el himno nacional’ que ya es todo un clásico y sigue siendo uno de los más perturbadores. La trama es simple, se centra en un hombre que busca respuestas y usará cualquier método a su alcance para conseguirlas, interpretado de manera impecable por el actor Irlandés Andrew Scott, con este episodio pude reencontrarme con esas antiguas sensaciones de sorpresa y repudio en esto que nos hemos convertido disfrutándolo totalmente a la par.

Rachel, Jack and Ashley Too: Éste fue el más triste de esta corta temporada, ni siquiera Miley Cirus interpretando canciones de Nine Inch Nails pudo rescatarlo, y no es que su actuación haya sido mala, desde mi perspectiva fue bastante decente dentro de las limitaciones argumentales que poseía, tampoco creo que haya sido un episodio del todo malo pero sí uno de los más absurdos, muy alejado incluso de los parámetros de ciencia ficción de Dark Mirror, siento que la historia se les fue de las manos y ya no quisieron darse el tiempo de moldearla para hacerla más creíble, por ridículo que esto suene dentro de la ficción de la serie; el capítulo nos narra los estragos que sufre un artista pop en crecimiento, secuestrada por una industria que busca manipularla buscando cumplir sus propios fines lucrativos en un futuro no muy lejano, es una primicia a la cual considero puede sacársele bastante jugo pero a pesar de esto al finalizar el capítulo no pude evitar sentir ese mal sabor de boca, ni si quiera logré hundirme en la historia, forzándome constantemente a esperar algún giro dramático que la rescatara y que nunca llegó, el peor de los tres pero con importantes guiños que ayudarán a comprender mejor este universo, así que si son fanáticos tendrán que verlo, y quién sabe, puede incluso que ustedes hallen más profundidad que yo en aquí o razones para defenderlo, en mi caso yo creo que no existen muchas.

Tendremos que esperar un tiempo más para ver si la franquicia sale de este bache, yo espero que así sea por qué no hay nada que disfrute tanto como una hora de ansiedad y crisis existenciales pensando en un futuro que ya se nos viene encima con nuevas y pasmosas sorpresas, aunque supongo que tendrán que esforzarse el doble, la realidad está superando a la ficción y seguramente ya no nos sorprenderemos tanto con escenarios apocalípticos después de estar apunto de enfrentar el nuestro. Nos andamos viendo y pues ¡salú!

Por Armando Castillo

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