Hola de nuevo chicos clavados en la compulsión de encontrar nuevas piezas para su colección auditiva, ya a estas alturas hay que reconocer que una de las pocas cosas que le podemos agradecer a la globalización es que el talento oculto y que apenas está en vías de ser reconocido está a nuestro alcance sin muchos intermediarios, ya saben a un apachurrón de dedo; Lois es el nombre de ésta banda que estoy apunto de reseñar del Distrito Federal, desde esas entrañas dolorosas capitalinas que se tiñen de un color muy particular en las madrugadas, sólo allá y sólo allí se da de una manera tan sencillo proyectos tan viscerales, y no quiero que piensen que me refiero a un sonido particularmente estruendoso, en este caso es todo lo contrario, pero con la misma capacidad de partir desde las entrañas, con el sentimiento temblando con el bajo y que sube lentamente hasta la cabeza para perforarla con la forma de algún recuerdo moribundo o llameante, melodías tristes sí, pero que obviamente parten de allí con cada nota hacia lo indefinible. 

Una guitarra sucia, una voz de un pecho maltratado, un bajo tembloroso, una melodía que como espina dorsal sostiene a sus canciones en la misma frecuencia desoladora, sutiles y constantes platillazos, y la inmersión conjunta, se siente la vibra, la bruma llena esta habitación ahora mismo que los escucho como seguramente se impregna en la que ellos ensayan, shoegazeros reinventados seguramente, dan ganas de bajar la mirada para perderse con más confianza, pero sin esa prisa característica por alcanzar un clímax, aquí hay una intención por fijarse en la percepción con tiempos ‘stoneros’, para que uno metafóricamente baje hacia donde se le dé la gana con distorsiones que se expanden dentro de los mismos espacios, tiempos bien marcados para sincronizar la estocada mental y que con paciencia nos conducen hasta el caos de un desenlace desesperado, que sabe contagiar esa angustia que florece en un estallido para impregnarse en los cuerpos, en esas habitaciones a media luz donde será bien recibida.

En mi caso este proyecto me cayó como anillo al dedo y me conquistó con sólo tres canciones, quisiera más, experimentar esa bruma en vivo y sí ustedes son de aquellos también que no le temen a los sentimientos bajos, éstas refrescaran su lista de reproducción para ayudarlos a acomodarse en la oscuridad de su preferencia con nuevos y buenos sonidos, denles una vuelta, difúndanlos sin les gusta y hay que estar al pendiente para ver si pronto nos sorprenden con nuevas cancioncitas para no dejar de alimentar al bajón.

Por Armando Castillo

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