Siempre hay una angustia inherente cuando sé que voy a ver una película de Gaspar Noé por primera vez, y aunque no me lo crean se combina inclusive con un poco de malestar físico; a pesar de que considero que no me incomodan las escenas fuertes o de ‘gore’ no he podido quitarme de la memoria, por ejemplo, algunas partes de su película ‘irreversible’ estrenada allá por el año 2002; la violación del personaje que interpretó Mónica Bellucci y la retribución a su supuesto atacante a quien le aplastan la cara lentamente con un extintor, son escenas que se mantienen vívidas en mi pensamiento cotidiano a pesar de que sólo la vi un par de veces hace ya algunos años, y creo que esto es debido a que no sólo se trata del impacto visual tan detallado y explícito el que caracteriza a Noé, sino qué hay varias capas en la narración de sus historias que progresivamente van dotando a éstas de una complejidad que asumimos implícita, el ambiente nos atrapa y nos consume; la música, la foto, el diálogo, este director tiene un don innato para relatar la crudeza en sus aspectos más transgresores incorporando elementos psicológicos para ir mermando nuestra comodidad, sin prisa, usando todos los recursos a su alcance para hacernos sentir deliberadamente el progreso de la historia; al rolar los créditos uno siente un alivio por concluir el viaje y no por qué haya algo malo con éste, técnicamente es casi impecable, sino por lo que conlleva llegar a entender este tipo de obras más allá de la violencia que resalta en primer plano, la naturaleza humana retratada sin reserva pero siempre con el contraste que la redime, el arte de encontrar la pureza inclusive entre los actos más viles y exponenciarla con el genio suficiente para que se queden presente en nuestra psique por años, tal vez mas. Puede que mi introducción parezca larga pero creo que es necesaria para que tengan el contexto necesario antes de internarse en este largometraje de Gaspar Noé, ‘climax’, el quinto en su haber; un recorrido intencionalmente complicado que no cualquiera resiste, todos los estímulos van enfocados para que el espectador desista, pero sí ya de antemano les resulta tentadora esta primicia entonces no pueden dejar pasar esta oportunidad de experimentar las diversas sensaciones que esta película les va a producir. La trama es en realidad bastante sencilla: un grupo de bailarines se va a un retiro para perfeccionar una coreografía antes de presentarla, la historia nos ubica justo en la última noche que pasan en una casa enorme alejada obviamente de cualquier comunidad a la redonda, después de su último ensayo todos se disponen a festejar y toman sangría que fue secretamente mezclada con LSD (también conocido como ácido), demasiado de éste, aclaro que esto no es un spoiler, es el punto de donde se desarrolla la verdadera trama, transformando un escenario bastante común en uno completamente terrorífico, aquí el genio de Gaspar es como nos conduce de manera progresiva a este climax psicótico en donde cualquier situación puede ocurrir, de allí el nombre de la película supongo, en dónde cualquiera también puede convertirse en la peor versión de sí mismo, perder la cordura y deshumanizarse enteramente; con violencia o completa apatía.
El LSD en dosis controladas puede ayudar a percibir la realidad y los pensamientos con más nitidez de la usual, es una herramienta usada principalmente para comenzar un proceso de autodescubrimiento o incluso como tratamiento psiquiátrico para diversas enfermedades como la depresión crónica, pero si se abusa de la dosis recomendada puede provocar alucinaciones y una completa disociación de la realidad, el malviaje que le llaman, se puede pasar de una situación completamente reconfortante a una pesadilla en vigilia de la cual difícilmente se tiene el control hasta que los efectos comienzan a desaparecer con las horas, ésta es la trama y surcar esos minutos de verdad se vuelve un reto; el trabajo como espectador es ir analizando el proceso de cambio que sutilmente se da en cada personaje, lo cual requiere de una atención absoluta por que son más de una quincena, por lo menos en lo que uno se familiariza con ellos y sus respectivos temperamentos exponenciados; pasar de observar la conversación más casual hasta llegar a la psicosis grupal que los orilla a tomar las decisiones más retorcidas.
Aquí pararé en la historia para que la curiosidad les mueva a picarle allí en el Netflix y se sumen a este vistazo de hora y media en la mente humana y los actos horribles que ésta puede llegar a concebir con el aliciente necesario; cabe destacar que la fotografía inmediatamente nos coloca en el ambiente lúgubre y psicodélico con tomas con poca luz, y desde todos los ángulos posibles como siempre le ha gustado experimentar a Gaspar Noé, el score y el soundtrack se compone en su mayoría de música electrónica con exponentes como Aphex Twin que contribuirán a sumarle ansiedad a la cantidad de situaciones estresantes que verán en pantalla, y la cereza del pastel como si no fuera demasiado es el guión y la actuación, estos dos últimos factores serán los que les ayudarán a hundirse de lleno y sin escape en esta película; totalmente impresionante como emulan los actores las distintas formas de psicosis producida por el LSD, después de verla se darán cuenta de que más allá de la intención del director por sumirlos en las fauces de esta historia están todos esos detalles que fueron concebidos específicamente para atormentarlos, y apreciar la genialidad de este director cuya especialidad es precisamente ésta, la transgresión del cualquier pensamiento rutinario, de la comodidad a la que tanto nos hemos acostumbrado a afianzarnos.
Texto: Armando Castillo.