Ya tiene unos meses para acá que he escuchado de diversas fuentes decir que en resumidas cuentas el post-rock está muerto, o en ascuas dé, admito que puedo contar las razones del porqué es un género que no ha envejecido de la mejor manera pero una parte de mí se niega a ser partidario de la subjetividad con la que se le está tratando, sobre todo siendo un género que personalmente me ha dado tanto o en ocasiones incluso me ha ayudado a soltar, y aunque el contexto sea un factor importante creo que cualquiera puede encontrar belleza en estas melodías si se les aborda sin ningún prejuicio de por medio, ahora, soy totalmente consciente de que se dice que la fórmula del postrock se mantiene estática, atrapada en una época en donde el cúmulo existencialista se expandió por todos los géneros intentando redefinir la incertidumbre de aquellos días, y cuyas variaciones no escapan del instrumental progresivo, definición que por sí misma no resulta tan cautivadora. Y saben, todo esto es verdad, aunque lo que seguramente está condenando al género es también lo que lo rescata porque entre sus delimitaciones hay una zona de confort que funciona independientemente de lo que se piense de ella, y cuyo objetivo es tan claro que no requiere de readaptaciones constantes como en otras vertientes del rock, su función es la introspección de quien lo escucha alimentada de distintos y probados recursos musicales.
Mogwai nació cuando el género se estaba gestando, justo a mediados de los noventa, un estilo musical que no sólo buscaba explotar estos nuevos sonidos para volverse popular sino como un recurso para encaminarse al lado opuesto, una costumbre que seguramente surgió sin mucha premeditación para tocar a forma de descanso, sin que haya sido pensada para los escenarios sino más bien como un monólogo musical para exorcizar los demonios diarios. De allí supongo que de a poco se fueron sumando adeptos que tenían la paciencia suficiente para ir disfrutando cada faceta de la progresión, cuya evolución y conclusión dependía de la personalidad de cada banda, en algunas ocasiones terminaban en el extremo opuesto de donde empezaban y en otras cerraban con toda la suavidad posible para darle forma al círculo descendiente, Mogwai era de esta últimas, y fascinados por hallarse en la creciente ola junto a estos artista experimentales decidieron unirse con su propia versión del viaje; y así como el magnífico ‘spiderland’ de Slint forjó los caminos escabrosos y atormentados del género, Mogwai con un comienzo más modesto eligió una transición más suave y onírica en su sonido pero que a final de cuentas concluía en un lugar similar, de eso hace más de veinticinco años, y ahora con ‘as the love continues’ mantienen su legado partiendo desde el mismo concepto, sumando distintos elementos para darle personalidad propia a sus canciones pero con la vista bien puesta en el recorrido cuesta abajo, o donde quiera que uno vaya cuando se deja atrapar por los paisajes de esta fórmula que para algunos seguirá funcionando, yo incluido en los que creen esto.
Después de esta larga introducción ya sabrán si querrán adentrarse en este álbum de once canciones en su mayoría instrumentales, en donde el protagonista principal son las atmósferas protagonizadas por distintos instrumentos en turno que buscan un lugar en donde coludir a manera de clímax, todo el álbum tiene un sonido muy característico pero sin que el propósito cambie; así que pueden aventurarse en este recorrido instrumental sin prejuicios y estoy seguro que rescataran algo, sobre todo sí andan en algún periodo de desasosiego, dejarlo pasar si están seguros que no habrá alguna sorpresa o por último, sí no han escuchado mucho de post-rock, iniciarse en el género con este representantes que hará más orgánica esta transición hacía aguas más turbias.
Hablando desde mi punto de vista no puedo dejarles de recordar lo melancólica que puede volverse esta experiencia, yo reinventé sentimientos pasados que si no fueron mejores sí más crudos y errantes, una caída que se sintió confortantemente familiar y que de paso hizo que pusiera esta realidad de hoy en día en contraste, no hay nada nuevo ni muy elaborado en ‘as the love continues’ pero en ocasiones es justamente lo que uno necesita, algo familiar para sostenerse, disfrutar y descansar un rato.
Canciones recomendadas:
Dry Fantasy: Una canción que golpea directo en el pasado, para conectarse de inmediato con las ondas cerebrales oníricas o si se está exhausto de estar asignando trasfondos sólo cerrar los ojos y dejarse llevar.
Midnight Flit: Aquí están un poco mas enmarañadas las notas y hay mucho de donde escoger para perderse un buen rato en los detalles, como ya lo he dicho mucho en esta nota lo único seguro y constante es esa progresión bien maquilada hacía ese lugar que ya descubrirán ustedes.
Por Armando Castillo