Hablar de Cardiel ya no es enlistar la cantidad de géneros que los inspiran y que deliberadamente reinterpretan en cada una de sus creaciones para lograr ese sonido que ya se ha vuelto tan particular en la escena desde hace diez años; con ‘El armagedón afterparty’ Samantha Ambrosio en la batería y Miguel Fraíno en la guitarra aseguran que no existe alguna delimitación para elegir el sonido en el que les dé la gana aventurarse, aunque siempre detrás están presentes esas ansias por elevar el contraste hasta sus extremos, con cada pauta que se toman para experimentar con ‘dub’ y muy variados efectos segura viene después una oleada implacable de remates, alaridos y guitarrazos que a fin de cuentas no sólo pronuncian el contraste entre un tiempo y el otro, sino que abren la pauta para crear un ‘hard core’ con más elementos psicodélicos; música para viajar a fin de cuentas, sólo que con el acelerador a todo y con la mente alternándose entre la pachequez y lo frenético, les haré entonces una pequeña reseña de cada una de las nueve canciones de este EP:

Control de plaga 

Este LP empieza con atinados rasgueos ‘estoneros’ y platíllazos que se sueltan vibrando, pero eventualmente, después de la introducción el ritmo aumenta con una velocidad imprevista que definirá el álbum, narrado por la voz de Fraíno que habla e incita desde la violencia transgresora entre acordes: ‘préndele fuego a tu capilla local’ es la primicia.

Destino bowl secreto

Destino bowl sigue siendo parte de la invitación para acostumbrarse a esa velocidad endemoniada, con remates y riffs inagotables hasta la que se presenta la sorpresiva y ansiada (aquí hablo por mí) intromisión del delay y los efectos en la guitarra que marca el inicio de la secuencia de dub que bien saben templar para que contraste sin dificultades con el resto de la canción, sello personal y detalle que uno usa para permitirse bajonearle un rato antes de que se reanude la marcha al armagedon. 

Rapiña cultural 

Una continuación todavía más concentrada en darle más velocidad a los tiempos de por sí insanos, ya en este punto no hay ni siquiera tiempo del ‘bangeo’ porque rapiña cultural funciona como marejada para arrástranos directo al exceso, no hay descanso para dejar de destruirse en el transcurso de esta canción.

Armagedon after party 

El primer sencillo y canción que comparte el nombre con el álbum, que nos mantendría impacientes de lo que vendría a ser este LP, ya que es una canción bien balanceada entre efectos, tiempos y velocidad a los que Cardiel nos tiene acostumbrados; en este punto era difícil el saber qué dirección tomaría a fin de cuentas este álbum, la sorpresa (aunque ya era de esperarse) es que no se sostiene demasiado dentro del algún género ni en ninguna desgastada catalogación, sino más bien todo lo contrario.

Que el cautiverio no te cautive 

Una canción corta, pero cuyo trasfondo no sólo es la sencillez con la que se complementan los instrumentos, sino que aquí pueden destacarse varios elementos qué tal vez estén desapercibidos como el discurso social que nos incita a revelarnos contra la normativa, el synth que empieza a crear la atmósfera y los baquetazos de Samantha que acá cobran un poco más de protagonismo.

 Sombra psycobólica 

Podría decirse que a estas alturas sombra psycobólica es un lugar para apreciar otras secuencias de Cardiel y poder envolverse en el panorama completo, el viaje introspectivo, para relejarse con una dosis de reggae psicodélico pero que detrás, nunca abandona del todo ese sonido destructivo que se va acumulando y explotando secuencialmente para evitar inclinarse a un lado por completo.

La muerte del nacimiento 

Aquí hay otra subida que se empieza a combinar el fuzz espacial con las zancadas de la guitarra que marcan la progresión a la par de la batería que ya ha llenado cualquier vacío, mientras la estática de fondo combina con la cadencia de los rifss que se sienten en picada; aquí hay un uso diferente de la euforia aunque igualmente trabajada, como si un dejo de black metal se asomara en ocasiones, un intromisión interesante que al final de la canción retoma la fuerza habitual y consecutiva de estos venezolanos. 

El papel

Ah y siguiendo la línea del contraste con  ‘el papel’ retomamos los alaridos que van arrastrando a todo el sonido detrás de sí, mientras el la secuencia se alterna entre un toque funk y otro de punk, y un tremendo solo de batería de Samantha para terminar de freír el cerebro.

Vesubio dub

La última y nos despedimos de este viaje, aquí encontraremos un tributo al reggae ahora sí explotando sus partes más psicodélicas; con el ritmo preciso pero con las ansias de descontrol en las percusiones y presente también entre los espacios de los acordes, acompañados mientras de fondo por un delicioso monólogo espacial como cualquier otra canción de ‘dub’ que se respete, un track completamente hipnótico que parte de un lugar tan distinto de donde empezó a comienzo del álbum, pero que no deja de darle esa destacada identidad a la banda a pesar de los obvios extremos. 

Acá les dejo el álbum completo para que se lo e echen corrido en Spotify, salú.

Por Armando Castillo

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