He visto como la escena salmantina se ha sabido sostener muy a pesar de las adversidades por las que pasa nuestra ciudad; hubo un momento en donde se requería valor de sobra siquiera para salir a la calle, mucho más el pensar en armar una tocada, asistir a ella, aun a pesar de esto el impetú que se sostiene la música siempre resistió, renunciar a la expresión es declarase casi por vencido y no íbamos a permitir conformarnos por las circunstancias y el miedo aunque lo hubiera, de eso ya van un par de años y de a poco se ha ido recuperado la confianza para reclamar esos espacios que nunca dejaron de pertenecernos; contando las tocadas de hardcore, metal, electrónica, punk, garaje, todos los géneros y todas la personas que los disfrutamos no permitimos renunciar por completo a uno de los alicientes que contribuye a hacer mejor nuestras respectivas existencias, que de por sí ya están mermadas por la violencia y las incontables víctimas que se van sumando día con día aquí y lamentablemente en donde sea. Este fin de semana creo que por fin se rompió por completo el vedo autoproclamado a voces y se celebró una noche inolvidable repleta de gente con ansias de demostrarlo, de sentirlo y contagiarlo, apretujados entre un slam que nunca paró y bandas que no nos permitían un descanso hasta alcanzar el clímax que sólo un cuerpo golpeado, repleto de sudor, de alcohol, y vibras sonoras podría alcanzar. Toda la frustración se fue disolviendo con la noche y al finalizar lo que se sostenía era un sentimiento irrefrenable de frenesí y una confidencia implícita, un logro comunal se respiraba, una nueva era había comenzado cuando se escuchó la última nota y aunque nunca se dijo nada todos lo sabíamos, lo festejamos hasta que llegó la mañana, más y mejores cosas se avecinan para Salamanca. La organización estuvo a cargo de los chicos de Ciudad Gasolina en ‘la obra negra’, un bodegón que ya está tomando más forma y determinación con cada banda qué pasa por ahí, y por supuesto las bandas que con constancia están ayudando a consolidar e inspirar a los nuevos músicos que ya irán formando parte de esta nueva escena:

Fly Away. Black Metal refinado que se ha ido puliendo con cada tocada en las entrañas salmantinas y que debido a su versatilidad se han ido colando en el inconsciente colectivo de toda la ciudad.

Ojos Rojos. Sus integrantes se hacen catalogar como hardcore mala vibra, y puede que así sea pero esa misma incitación en el escenario es la misma que alimenta las ansias destructivas de la audiencia, eso y sus canciones despechadas que se nos graban a base de gritos de dolor.

Delinquere. De Irapuato y siempre apoyando a los colegas salmantinos estos chicos se manejan un postpunk conducido con una estridencia sostenida, ideal tanto para sentirlo resonar en el pecho a solas o sacarlos a empujones en el descarreo del slam.

Capitán Vorbeck Otra banda del estado que no duda en saltar para reforzar cualquier cartel salmantino; alejándose de las corrientes de las que tanto se explotan, ellos se recrean entre el postrock y el shoegaze con canciones que se sienten como historias con sus respectivos y complejos altibajos.

Control test. Con la actitud más punk que he visto en un rato, desde Seattle armados con sintetizadores, percusiones y una voz destructiva fue suficiente y de sobra para incitarnos de manera muy oportuna a devanarse los sesos en la densidad del noise y a sumir el rostro con alegría en algún codo familiar en el slam. Una banda que aunque pareciera que tocó en un parpadeo fue suficiente para dejarnos sin aliento, con ganas de más violencia musical, más cerveza, más gritos, más notas que se sostuvieran para reventar los tímpanos y la cordura que ya necesitábamos perder con tanta urgencia.

Un servidor salmantino se siente orgulloso de estas nuevas celebraciones y les prometo que Caperuzo estará al tanto del progreso de la escena de nuestra ciudad. ¡A darle!

Texto y fotografía: Armando Castillo.

Comentario

Comentarios