Paracaidistas, originarios de Chile, acaban de estrenar hace unos días un LP titulado ‘el encanto del fuego’ cargado con once canciones que se sienten como una travesía de ida y vuelta, como los de hace años y que hoy en día ya escasean; un recorrido que parte de manera particular desde muy dentro del artista, para irse expandiendo a temas más políticos, pero sin dejar de narrarlos desde la misma perspectiva existencial, porque al final son estos mismos los que no dejan de agraviarla; las despedidas, el amor en vías de convertirse en algo más a la par de la problemática social que rodea, afecta e inspira a los integrantes de esta banda, y por supuesto la manera en que hacen su música.

En estas once canciones podremos escuchar una variación del pop que bien no deja de usar los recursos de este género para definirse; como son los coros pegadizos, los tiempos y melodías, pero acelerándose o alentándose dependiendo el caso para darle más profundidad a la narrativa; siempre jugando intencionalmente dentro de este estrato, sacándole todo el provecho y dándole una identidad propia a cada melodía para sentir, enriquecer y darle más profundidad a las palabras, a esta historia de los paracaidistas dividida en once capítulos.

Pop sí, pero como escribía, uno que constantemente se va transformando, que se inclina sin demasiadas pretensiones al punk sin dejar de evidenciar la vulnerabilidad detrás de la apariencia, y ofrecernos una visión genuina de los estragos cotidianos; pop y punk en las guitarras y la batería como en el tema: ‘… Apatía +’ en donde la velocidad hace un buen contraste con el sentimiento de hastío, escribiendo sobre la gente que está cansada de sentirse encabronada, y claro, viceversa.

Y también pop punk por canciones como ‘los chicos están tristes’, porque es una canción que nos habla desde las trincheras, y en donde usan los recursos que tienen a su alcance para exponenciar las injusticias que vive su pueblo, y que aquí, como allá y como en todas partes: parecieran no tener final, misma razón por la cual no deben dejar de señalarse, como se pueda y hasta que se acaben, aunque no alcancemos a verlo. A final de cuentas de eso se trata el punk, de tomar el arte y que transgreda como instrumento de protesta, como lo reinterprete cada quien ya queda en segundo plano.

Por otra parte lo que termine de definir a este LP es un sentimiento de melancolía que pernea constantemente a estas canciones, y que tal vez uno tarde en empezar a reconocer hasta que en alguna parte del transcurso uno se sienta identificado, y es inevitable porque ‘el encanto del fuego’ es un homenaje a la despedida; a esa que tal vez ya se dio, pero aún se está tan ocupado intentando reconocerse en el vacío de lo que queda después, que resulta imposible aceptarla, y de paso implícitamente también se le escribe y se le canta a lo que viene, a lo que ya está aquí y que ya nos está cambiando, marcando el nuevo rumbo, un soundtrack para ir dándole forma al dolor hasta que se vuelva otra cosa, y sí, con el peso inmensurable de la tristeza pero seguir; en ‘agosto’ y ‘canción de terminar’ se siente nítida esta intención, un reflejo para apreciar la distancia recorrida, o bien, sentirse acompañado en el proceso.

Los dejamos sin mas con estas canciones, para aquellos que se atrevan a amar en estos tiempos de resistencia, o de usar el desamor como combustible para seguir peleando por aquellos días en donde haya tiempo para contemplar en paz el sufrimiento, sin intermediaciones e imposiciones fascistas de por medio.

Texto y fotografía por Armando Castillo

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